La cuna musical de Gran Canaria
El Museo Néstor Álamo muestra en un bello edificio del siglo XVII la historia del compositor e historiador, autor de melodías inmortales.
Aquí siempre es la hora de la música. Las agujas del reloj de pared marcan las cinco de la tarde, quizás un guiño hacia alguien que superó las barreras del tiempo haciendo de su legado algo inmortal. Bajo el reloj se encuentra la cuna, cubierta ahora por un blanco velo de tela, donde pasó sus primeros días y meses de vida una especie de creador renacentista, el musicólogo, historiador y muchas cosas más Néstor Álamo. Hoy en día es imposible que una parranda o romería concluya sin echar al aire algunas de las canciones que compuso este autor nacido en 1906 en Santa María de Guía, en Gran Canaria.
La recreación con mobiliario original de la estancia perteneciente a una vivienda tradicional del siglo XIX, donde se encuentra también la cama matrimonial de filigranas de forja, representa el lugar donde nació la música. El actual Museo Néstor Álamo, enclavado en el casco de Santa María Guía, declarado Monumento Histórico Artístico, enhebra a través de su figura un recorrido por la historia musical de Gran Canaria y Canarias cuyo hilo conductor es la figura menuda de un compositor que se hace gigante en su obra. Aquel bebé tenía una gran historia en su interior que se escribió en múltiples textos, pero sobre todo entre las líneas de un pentagrama.
Las fotografías del Néstor niño y del Néstor joven proyectan la mirada de un soñador. En su caso, los sueños se convirtieron en canciones que forman parte de la cultura tradicional de Gran Canaria, con temas como ‘Sombra del Nublo’, ‘El Zagalejo’ o ‘La Alpispa’. El visitante tiene aquí la posibilidad de contemplar las partituras originales donde tomaron cuerpo melodías que puede escuchar fácilmente en cualquier rincón de la isla, porque de esos papeles volaron directamente al pueblo y a la inmortalidad. Un tema de Néstor es como una playa de notas musicales, es decir, una parte más de la isla.
El Museo Néstor Álamo ocupa las dos plantas de una típica casa tradicional canaria del siglo XVII habitada por su familia desde el siglo XIX y de la que se exhiben también el comedor y la cocina. El espacio repasa la intensa actividad de Néstor en el terreno de la literatura, la investigación, la etnografía, la recuperación de tradiciones, entre ellas la puesta en marcha de la actual ofrenda-romería de Teror en honor a la Virgen de Pino, e incluso la arquitectura y el diseño, con su participación decisiva en edificios tan emblemáticos como la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria. Donde se posó su talento, creció la belleza.
Con Néstor como eje, el museo embarca en un apasionante viaje por la tradición musical insular que empieza hace dos mil años, con los sonidos de los primeros pobladores de Canarias, y concluye en la llamada Nueva Canción del archipiélago. Una de las salas más llamativas exhibe múltiples instrumentos musicales, entre ellos algunos tan inusuales como los idiófonos, aerófonos o cordófonos, cuyo sonido se puede escuchar además a través de un panel multimedia. Porque cerca del lugar donde se encuentra él, Néstor, siempre sonará la música, aunque él proclamara el silencio en un famoso epitafio preñado de humildad: “Quienes me conocieron saben quien fui. Los otros, ¿por qué saberlo? Ahora intento descansar. ¡Silencio!”.
El Museo Néstor Álamo puede ser el puerto de llegada o de partida para un más que aconsejable recorrido por el casco de Santa María de Guía. Un paseo por sus calles permite comprobar la belleza de sus edificaciones y nos transporta al esplendor de antaño. Entre sus construcciones destacan la Iglesia Parroquial (construida entre los siglos XVII y XIX), con su fachada barroca flanqueada por dos torres neoclásicas y en cuyo interior se conservan importantes obras de arte, entre las que destacan retablos e imágenes del insigne escultor guiense José Luján Pérez. También la Casa de los Quintana (edificación señorial del siglo XVI) y la Ermita de San Roque (del siglo XVI, restaurada en el XIX en estilo ecléctico).
Pero esta melodía no ha terminado. Otros lugares de interés dentro del casco son la panificadora donde se elaboran de la manera tradicional los dulces típicos de Guía; los talleres de artesanía donde se puede aprender el proceso de elaboración de cuchillos canarios y sus mangos elaborados con cuerno de cabra, la talla de madera y los establecimientos donde degustar los proverbiales quesos de Guía. Durante el recorrido se observan también numerosos y espléndidos ejemplos de la variada arquitectura que reside en la ciudad, donde destacan el frontis grancanario y la arquitectura neoclásica, que encuentran en este espacio propio de un cuento de otras épocas una de la mejores manifestaciones del archipiélago.
Ya ven. Santa María de Guía suena bien, sabe bien y pinta bien. Es polifacética, como Néstor, y también es capaz de detener el paso del tiempo.