Lluvia de estrellas sobre Gran Canaria
Gran Canaria es un lugar idóneo para contemplar espectáculos cósmicos como las Perseidas.
Mario Villanueva vive con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. El vicepresidente de la Fundación Canaria Observatorio de Temisas, en el municipio de Agüimes (Gran Canaria), señala que el aire limpio y los cielos por lo general despejados de Gran Canaria ofrecen las condiciones idóneas para disfrutar de espectáculos como el de las Perseidas, la lluvia de estrellas fugaces más popular del año, también conocida como Lágrimas de San Lorenzo. Este año, su apogeo tendrá lugar entre las madrugadas del 11 al 13 de agosto.
“Simplemente tenemos que buscar un sitio oscuro y alejado de la contaminación lumínica, ponernos cómodos y disfrutar”, anima Villanueva.
Gran Canaria se convertirá de nuevo en un observatorio natural perfecto para contemplar este espectáculo cósmico.
El fenómeno ha sido bautizado con nombres que remiten a la mitología clásica y al santoral. Pero su explicación científica no deja de ser asombrosa, porque supone una manifestación de la inmensidad del Universo que habitamos. Las Perseidas tienen lugar cada año entre finales de julio y principios de agosto cuando la Tierra se cruza en su trayectoria con la estela del cometa Swift-Tuttle. Cuando esto ocurre, múltiples meteoroides, en este caso partículas del tamaño de un grano de arena, chocan con la atmósfera terrestre a una velocidad superior a los 200.000 kilómetros por hora.
A dicha velocidad, estos minúsculos fragmentos que encajarían en la definición de ‘polvo de estrellas’ ven elevada su temperatura por encima de los 5.000 grados en apenas una fracción de segundo, lo que provoca su desintegración y la emisión de un fugaz destello de luz que millones de personas en todo el mundo contemplan con la sensación de asistir a un regalo de la galaxia. Divisarlo desde un lugar como Gran Canaria genera una doble satisfacción.
Los expertos aconsejan tomar como guías para la observación las constelaciones de Tauro, la Osa Menor o Andrómeda, situadas a unos cuarenta grados de la de Perseo. Para divisarlas no es necesario utilizar telescopios ni ningún otro utensilio óptico. Basta con alejarse de la contaminación lumínica que provocan los núcleos urbanos y encontrarse cara a cara con el Universo.
La leyenda detrás de su nombre conduce a Perseo, el hijo de Zeus, quien se transformó en una lluvia de oro para engendrarlo en el seno de la ninfa Dánae. Su otra denominación como Lágrimas de San Lorenzo se debe a su coincidencia con la fecha en la que se rememora el martirio de este santo, cuyas lágrimas al ser quemado vivo generarían la caída de las estrellas fugaces.
Es una noche indicada para abrir y cerrar los ojos. Primero hay que mantenerlos abiertos para ‘cazar’ Perseidas con la mirada. Luego, una vez se atisba una, se cierran para pedir un deseo. Quizás alguien desee entonces regresar cuanto antes a Gran Canaria. El cometa Switf-Tuttle tarda 133 años en completar su órbita alrededor del Sol. No es necesario esperar tanto.
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