Destaca el Roque Nublo, hito geográfico al que se ha atribuido el mayor valor simbólico en esta tierra. Monolito de casi noventa metros de altura desde su base, memoria erguida de un pasado remoto y convulso del que nace, ha inspirado a pintores, escritores o músicos, encontrándonos su nombre en multitud de obras. Valgan como imágenes las de Néstor Álamo Lírica piedra lunar o Altar de mi tierra maga".
D. Agustín Millares, historiador de Canarias de finales del XIX, dice a propósito de su formación: movimientos histéricos en el suelo, detonaciones horribles en los aires, espesas lluvias de hirviente arena que oscurecían la atmósfera, arroyos líquidos de fundida lava cruzándose en todas direcciones, dislocaciones titánicas...
La moderna geología ha identificado en él un tipo especial de roca volcánica a la que han bautizado como brecha Roque Nublo. Esta brecha es el resultado de la consolidación de nubes ardientes tras su depósito y posterior enfriamiento. Por su singularidad da nombre al segundo gran ciclo volcánico de Gran Canaria, el Ciclo Roque Nublo, que abarca un periodo de casi dos millones de años (desde 5.3 a 3.4 millones de años desde el presente).
El Roque Nublo ha sido y es un punto de peregrinación de los canarios, en un gesto con significaciones que se arraigan en el más profundo subconsciente colectivo de quienes pertenecen a esta cultura isleña. Así mismo, el Roque Nublo representa también la meta de muchos montañeros desde que, en 1932, una cordada alemana coronara por primera vez su cima.
Rodeado por el Parque Rural del Nublo, la legislación lo ha singularizado como Monumento Natural.
La vegetación que lo arropa es un joven pinar canario de repoblación que convive con el matorral de retamas, codesos y salvias, propio de las cumbres grancanarias.
Todo este territorio forma parte de la Reserva Mundial de la Biosfera de Gran Canaria, declarada por la UNESCO el 29 de junio de 2005.