7 Planes para el invierno en Gran Canaria
El invierno distinto de Gran Canaria permite seguir disfrutando de la enorme variedad de planes que ofrece la isla.
1. Flores del invierno
En el lenguaje de las flores, las del almendro remiten a la llegada inesperada de una alegría, o al menos a la posibilidad de que acontezca un hecho feliz. Al visitante ocasional le puede resultar igual de grato y sorprendente encontrarse en pleno febrero, y algún año incluso un poco antes, frente al paisaje de delicadas pinceladas blancas y rosáceas que regalan los almendros en flor de la cumbre y las medianías de Gran Canaria, en los valles de Valsequillo, en los escarpes de Tejeda e incluso en los grandes barrancos del Sur. Se trata de una especie de cuadro impresionista que demuestra que casi todo es posible en el templado invierno de Gran Canaria.
2. Bienvenidos a mi cueva
El invierno de Gran Canaria se mueve con pausa y habla con una voz cálida que parece invitar a buscar rincones para conversar, detenerse en la contemplación del entorno y saborear la sensación de encontrarse en un lugar donde el tránsito de las estaciones es una cuestión de matices. Esta impresión se acentúa en parajes como el barranco de Guayadeque, un Monumento Natural ligado a la arraigada cultura de la vida en el interior de cuevas practicadas en la piedra y que aquí se manifiesta en viviendas, una ermita y en restaurantes donde las mejores carnes se preparan directamente sobre las brasas del invierno. Sentarse en el interior de uno de estos establecimientos equivale a comer en el corazón de estas tierras grancanarias. Literalmente. Bienvenidos y bienvenidas a la cueva. Si escucha un rumor, como una voz grave pero agradable que se distingue sobre la algarabía, quizás sea el infierno, que le saluda desde el fondo.
3. De compras por el paseo de la Historia
La vitalísima ciudad de Gáldar, en el noroeste de Gran Canaria, bulle hoy sostenida e impulsada por la riqueza de su ayer. En pocos lugares se aprecia tan claramente el abrazo entre el pasado y el presente como en Gáldar, desarrollada sobre uno de los más importantes asentamientos prehispánicos de la isla, el antiguo poblado de Agáldar. El eco de aquella activa sociedad se prolonga hasta nuestros días por sus arterias comerciales, con la calle Capitán Quesada al mando de este despliegue diario. En uno de sus laterales se encuentra una verdadera joya, la Recova o Mercado Municipal, donde las frutas, las verduras, los quesos y las mieles competirán por tu atención con las pinturas y esculturas de autores locales que decoran el edificio. Es sin duda otra parada recomendable en tu travesía por el invierno distinto de Gran Canaria.
4. Mírate en un espejo mágico
¿Cuánto tiempo hace que no te miras en un espejo mágico? En Las Palmas de Gran Canaria puedes encontrar uno muy especial que además permanece perfectamente limpio y pulido durante el invierno, preparado para que reflejes tu mejor sonrisa. Las cristalinas aguas de Playa Chica, uno de los rostros de Las Canteras, la playa que es mucho más que una playa, son uno de los puntos de partida diario de incursiones en piragua o en tablas de padle surf que puedes contratar prácticamente sobre la marcha, aunque es aconsejable reservar. A marea baja podrás alcanzar la famosa Barra de Las Canteras, un arrecife volcánico donde rompe el Atlántico y que permite que las aguas interiores de la bahía sean prácticamente una piscina natural, un remanso azul donde los peces se ven a simple vista desde la superficie, como colores en movimiento que no cambian sea verano o, como en este momento, invierno.
5. Cita en casa del embajador
El invierno es curioso y te lleva de la mano por la Historia de Gran Canaria. En Telde, en el conjunto histórico-artístico de San Juan y San Francisco, abre sus puertas de martes a domingo la Casa-Museo León y Castillo. La arquitectura de este extraordinario ejemplo de la arquitectura del siglo XIX donde destacan las galerías balconadas de los patios centrales está al servicio de la memoria del político Fernando de León y Castillo y el ingeniero Juan de León y Castillo, dos hermanos fundamentales en el desarrollo de la isla. El Faro de Maspalomas o el Puerto de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria, por ejemplo, llevan su sello. Fernando llegó a ser Ministro de Ultramar, vicepresidente del Congreso de los Diputados y Embajador de España en París. La exhibición al público incluye pintura española de los siglos XVI al XX, muebles, condecoraciones y esculturas.
6. Rumbo a la Fortaleza
Y, sí, el invierno también camina, aprovechando que aquí no existen los rigores de otras latitudes ni de otros inviernos, sus lejanos familiares del Norte. La luz de esta época del año lo impregna todo de una transparencia casi mágica que se extiende por los caminos que se adentran en el interior de Gran Canaria. Se puede elegir cualquiera, pero proponemos hoy enfilar el asequible sendero que parte del casco de Santa Lucía y lleva nuestros pasos hacia el Llano de la Piedra, la Fortaleza Grande, la Fortaleza Chica y el barrio y la presa de la Sorrueda, un sereno canto de agua en las entrañas insulares que entona una alegre melodía cada vez que recibe el fruto de una lluvia de invierno.
7. Escucha el tictac del Atlántico
En una isla como Gran Canaria, llega un momento en el que la inercia te lleva al mar, tarde o temprano, incluso aunque no te lo propongas ni forme parte del plan del día. Es una ley no escrita. Millones de personas pueden contar la misma historia, un relato que empieza en la Cumbre, en un mercadillo, en un sendero por Valleseco, la visita a un museo en Las Palmas de Gran Canaria, viendo delfines en altamar o con una excursión a Teror pero que termina del mismo modo: divisando la marcha del sol desde Maspalomas, en este invierno tan diferente de otros y donde la palabra imposible queda borrada por las olas que llegan a la orilla con su ritmo infinito y azul, el tictac del inmenso reloj del Atlántico.