Algunos de los mejores lugares donde ver el atardecer en Gran Canaria
Hay un momento en el día, cuando languidece la tarde y la luz, que hace que todo lo que vemos a través del objetivo de nuestra cámara parezca mágico. A este momento se le llama la hora dorada. Justo después surge la hora azul, que es cuando desaparecen los tonos amarillos y anaranjados y asoman, como por arte de magia, tonalidades rosadas que se funden posteriormente con un color azul intenso.
La isla de Gran Canaria nos ofrece múltiples y variados rincones donde poder disfrutar de esta sinfonía de colores.
Empezamos nuestra ruta del ocaso con las Dunas de Maspalomas, un marco incomparable donde despedir el día y acercarnos con sigilo a la noche más al sur de Gran Canaria. Veremos esconderse a las sombras en un romántico mar de arena rubia que nos cautivará.
Otro lugar icónico del sur de la isla es el Faro de Maspalomas. Caminar desde allí hacia la playa de Meloneras, disfrutando del atardecer, bordeando el mar y arropados por el murmullo de las olas, es algo que no nos debemos perder.
La costa del municipio de Mogán ofrece muchas posibilidades: una de ellas es la romántica playa de Amadores que, que cuando cae la tarde, se convierte en un cálido refugio para disfrutar de la belleza de una puesta de sol.
Abandonar las zonas turísticas costeras de Gran Canaria y adentrarse en el paisaje, es algo que se debe hacer para descubrir el corazón de la isla y su riqueza de sus rincones. Si además lo hacemos durante la tarde, para ver cómo la noche azul cae sobre el mundo, será algo que difícilmente podremos olvidar, dada la fascinante y tranquila belleza del lugar.
Hay que llevar siempre ropa de abrigo porque los mejores sitios para contemplar el breve crepúsculo están por encima de los 1400 metros de altitud, y en el mismo centro de la isla. La magia del ocaso se disfruta especialmente en lugares como el Pozo de las Nieves, el Roque Nublo, el Roque Bentayga y la Degollada de Becerra.
El mirador de los Pinos de Gáldar nos da la posibilidad de contemplar el mar de nubes que se concentra en la vertiente noreste insular, y adivinar, entre los pinos, la silueta de la montaña volcánica más alta de la geografía española.
Un lugar mágico es el Pinar de Tamadaba. Una fantástica atalaya para dejarnos embrujar por la llegada de la noche, y contemplar como cielo y mar se abrazan.
La costa noroeste tiene muchos rincones donde inmortalizar la caída del sol, desde el Paseo de los Poetas en el Puerto de las Nieves, la Montaña de Ajódar y el siempre romántico Faro de Sardina del Norte, en Gáldar, hasta cualquiera de las piscinas naturales del Norte. El Charco de San Lorenzo y Los Charcones de Arucas invitan al último baño del día entre pinceladas de color.
Terminamos nuestra ruta del ocaso grancanario en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Hay dos puntos tradicionales para despedir el día y ver a las estrellas posarse en la noche celeste.
La playa de Las Canteras es , sin duda, el más popular y bello; un lugar de encuentro, de vida, de confidencias, romántico, familiar, divertido, sincero y auténtico.
El otro es El Confital, más íntimo, menos bullicioso y tranquilo. Ahí la serenidad del anochecer nos cautivará e invitará a volver a Gran Canaria, una y otra vez.
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