Arguineguín, mares legendarios
Las Playas en Arguineguín, en Gran Canaria, son idóneas para que cualquiera pueda protagonizar una historia inolvidable.
Es leyenda entre los pescadores que cerca de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, existe un santuario de atunes. Lo que sí es seguro es que el mapa de rutas migratorias de estos atletas oceánicos traza cada año una línea en este lugar soleado y de aguas amables.
La pesca supone parte esencial de la identidad del pueblo y por eso el trajín marinero en los alrededores del puerto se confunde con naturalidad con el aura de sosiego que envuelve a los que simplemente disfrutan de una playa y de un litoral al que también ha migrado, por ejemplo, la mayor comunidad noruega de Canarias. Aunque en su caso no eran peces lo que perseguían, sino uno de los bienes más preciados que existen: el sol.
El sol… El astro ejerce siempre de maestro de ceremonias y de verdadero monarca de estos mares legendarios. En tierra firme, las opciones dependen del momento del día y de lo que le apetezca a cada uno: sumergirse en el Atlántico, contemplar a los peces con sólo unas gafas y un tubo, tomar algo en cualquier terraza y poner la mente en blanco ante el manto azul del Atlántico o incluso hacerse el encontradizo con algún viejo lobo de mar y preguntarle si de verdad tiene visos de verdad el misterioso santuario de atunes.
Arguineguín posee un aliento cálido y reconfortante que relaja de forma automática, sobre todo en combinación con el contacto con sus aguas de cristal.
Uno de los rasgos más peculiares y atractivos de Arguineguín consiste en que es pueblo y punto turístico al mismo tiempo. En pocos lugares resulta posible disfrutar de un día de playa mientras vemos entrar y salir a los barcos de pesca, encomendados por supuesto a la Virgen del Carmen cuya imagen se cobija en la pequeña ermita. La descarga del pescado a la vuelta al muelle arroja también un espectáculo de brillos donde se mezclan los colores con la plata y el oro, según la especie capturada.
En realidad, cada uno puede construir su leyenda personal en Arguineguín. Algunas de estas historias darán cuenta del mejor pescado fresco que hayan probado en lugar ninguno del planeta. Otras relatarán cómo descubrieron por primera vez los tesoros en movimiento del fondo del mar o harán memoria de las incontables horas al sol. Los más pequeños habrán hecho contabilidad de los castillos de arena, de los cangrejos que vieron sobre las rocas, de los barcos, de los que eran blancos y de los que eran azules y de cómo todos ellos dejaban su estela sobre estos mares prodigiosos.
Arguineguín tiene su propio espejo. En él se mira y en él se refleja también el cielo. La piscina natural de la Lajilla es un epílogo transparente para este cuento legendario que se escribe a diario en la playa de Arguineguín.