Día 1 - Entre dos aguas
Nos encontramos ahora mismo entre dos aguas. A un lado se extiende la laguna de La Marciega, formada en la desembocadura del barranco de La Aldea de San Nicolás, a escasos metros del mar. Un observatorio de aves permite contemplar con discreción a las especies  que acuden al humedal. Muy cerca, el Centro de Interpretación Los Caserones ofrece información sobre la apasionante historia de los asentamientos humanos en la zona, desde la población aborigen hasta nuestros días, así como de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria. Es además el punto de partida de una ruta señalizada por el bosque de tarajales, salpicada de paneles que aportan gran cantidad de información para que sepamos que por las noches vuelan por la zona murciélagos montañeros y rabudos y hasta una docena de tipos distintos de libélula. Como ellas, levantamos el vuelo, nos miramos por última vez en La Marciega y nos vamos, aunque nadie se va del todo de sitios así.

Día 2 - Mil años en un par de horas
Hoy vamos a recorrer mil años en apenas dos o tres horas. Y lo haremos en el barrio histórico de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria. La zona es un barco del tiempo en sí misma. Empezaremos en el Centro Atlántico de Arte Moderno, referencia artística en Canarias y España que ofrece una variada oferta expositiva de vanguardia a lo largo de todo el año. Además, se recorre cómodamente en sentido descendente y ofrece espléndidas vistas a la Catedral de Santa Ana. De aquí nos dirigimos al Museo Canario, donde se conservan momias y múltiples muestras de la milenaria cultura aborigen de la isla con contenidos adaptados a todos los públicos. La isla resguarda su memoria entre estos muros.

Día 3 - La luz siempre nos encuentra  
La luz siempre te encuentra en Gran Canaria. Lo vamos a volver a comprobar. Primero en Artenara, en el Centro de Interpretación del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, espacio declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. En su interior está alojada la réplica a tamaño real de la cueva 6 del complejo arqueológico, que actúa como calendario.  Experimentaremos el fenómeno del haz de luz que penetra por una abertura sobre la puerta en determinadas épocas del año y que va recorriendo un friso de grabados de triángulos, que cambia de forma y posición a medida que el sol avanza, marcando equinoccios y solsticios. La luz, en efecto, siempre se abre camino en la isla. Ocurre también cuando te adentras en el pinar de pino canario de Tamadaba, donde el sol se filtra entre las copas en un juego de luces y sombras que forma parte del asombro que genera la ruta por este paraje natural, integrado en el ámbito del Patrimonio Mundial de la cumbre isleña.

Día 4 - Tantos lugares en uno solo
Gran Canaria nos demuestra cada día que es un pequeño continente donde vivir aventuras en familia. Y hay lugares donde esta sensación se acentúa. Agaete es uno de ellos. Agaete es todo: las aguas cristalinas de la Playa de Las Nieves, las vistas al acantilado, el atardecer que no quiere terminar, los charcones naturales de Las Salinas, los barcos de pesca que entran y salen del puerto, el pescado fresco en la galaxia de restaurantes que miran al océano o la cercanía del Valle de Agaete con su aroma a cafetal y frutas tropicales. Las horas parecen detenerse y fondear en las aguas de su bahía. A nosotros nos pasará lo mismo.

Día 5 – Nuestra familia bajo el mar
Los delfines son como una familia. Se ayudan entre ellos a orientarse, a localizar comida y a evitar obstáculos y posibles depredadores con los ultrasonidos que le sirven de lenguaje. Hoy esperamos verlos en movimiento en las aguas de Gran Canaria en una excursión marítima. Si, hay suerte, podremos observar también a algún ejemplar de las más de veinte especies de cetáceos que se pueden contemplar cerca de la isla. En cualquier caso, merecerá la pena la sensación de sentir la brisa marina y contemplar el litoral como lo hicieron los primeros marineros que llegaron a estas costas atlánticas.

Día 6 - Hoy toca elegir parque temático 
Gran Canaria siempre sorprende. Cualquier día de la semana es perfecto, por ejemplo, para disfrutar de su variada oferta de parques y actividades temáticas. Existen propuestas para viajar al Salvaje Oeste, sentir de cerca el majestuoso vuelo de algunas de las rapaces más imponentes del planeta o deslizarse por un tubo a toda velocidad para acabar en el agua. Porque Gran Canaria siempre empieza y termina en el agua.

Día 7 - Los cuatro elementos 
A veces no hay que pensar. Solo dejarse llevar. Cuando esto ocurre, lo más probable es terminar en un lugar como la playa de Maspalomas, al pie de las dunas, con su peculiar silueta de camellos que avanzan lenta y pesadamente sobre el desierto. Aquí nos encontramos entre los cuatro elementos de la Naturaleza, cada uno de ellos representados a su manera. El agua es el océano. El aire se presenta en la forma de una brisa que se lleva suavemente cualquier atisbo de estrés que pueda quedar en nuestra mente. La tierra es la fina arena de la orilla por la que andamos y donde juegan los niños. El fuego queda a la espalda, en la silueta montañosa de Gran Canaria, hija de viejos volcanes. Aquí acaba este diario familiar. En realidad, podríamos escribir uno distinto cada semana sin salir de este territorio atlántico.

Enlaces relacionados:
Un día de cuento en familia en el bosque mágico de Gran Canaria, los Tilos de Moya