TOTEM llega a Gran Canaria después de visitar cincuenta ciudades de todo el mundo y de haber maravillado a más de seis millones de personas. Y lo hará para desplegar su magia bajo la emblemática Gran Carpa Blanca, buque insignia del Cirque du Soleil que alzará su silueta frente al palacio de congresos de Expomeloneras, en el sur de la isla. Se trata además de la primera vez que La Gran Carpa Blanca viaja a Canarias.

El prodigioso despliegue técnico, acrobático, visual, escénico, narrativo y de imaginación de TOTEM no conoce límites, en esta ocasión al servicio de un espectáculo escrito y dirigido por el prestigioso director y artista multidisciplinar canadiense Rober Lepage que sumerge al espectador en un fascinante viaje a los orígenes y la evolución de la Humanidad que ha merecido el galardón Drama Desk a la Experiencia Teatral Única.

TOTEM nos asombra y nos conmueve mientras nos hace rememorar a través de impactantes escenas acrobáticas momentos cruciales de la evolución humana y explora aquello que conecta a los seres humanos con otras especies, sus sueños y su potencial inagotable. De hecho, el propio espectáculo sería una demostración del caudal creativo y técnico alcanzado por la civilización, como lo corroboran con sus evoluciones sobre el escenario los 46 artistas, actores, músicos y cantantes y sus espectaculares proezas acrobáticas, las altas dosis de comedia, los emotivos giros del guión o los impactantes efectos especiales.

Cada movimiento, cada contorsión, cada imagen y cada detalle escenográfico porta un mensaje dirigido a nuestro corazón humano y suponen un recordatorio de que formamos parte de un planeta extraordinario. Así se aprecia incluso desde el espacio. No es casualidad que TOTEM ensamble fotografías  tomadas por Guy Laliberté durante su Poetic Social Mission a bordo de la Estación Espacial Internacional, que forman parte de un festín para la vista al que se suman proyecciones filmadas en Islandia, Hawái o Guatemala. Podremos contemplar incluso cómo hierve la lava, la savia interior de esta increíble Tierra de cuyo latido somos una expresión más. No hay dos seres humanos exactamente iguales, pero una energía y una evolución comunes unen a los miles de millones de habitantes del planeta.

¿No es esto también un tipo de magia?

Las cámaras infrarrojas, los rayos láser y el resto de ingenios técnicos son parte esencial de una creación que en realidad no sería nada sin los más de cuarenta artistas que le dan forma bajo la Gran Carpa Blanca y que le dan sentido a las reflexiones del Robert Lepage: “¿Qué ocurre con el circo que nos cautiva de esta manera? En el reducido espacio de tiempo en que se encuentran en el aire o realizan una hazaña acrobática, los artistas circenses se convierten en algo más que hombres y mujeres: son semidioses y nos sentimos transportados a un mundo mitológico”.

Ahora, Gran Canaria, una tierra que también parece propia de un sueño, se convierte en una escala más en la mágica ruta de este galeón cargado  de ilusiones que es Cirque du Soleil.

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