El misterio de la Pila Verde de Gran Canaria
La Pila Verde bautismal del Templo de Santiago de Gáldar, en Gran Canaria, contiene cinco siglos de historias.
En el interior de la Pila Verde del Templo de Santiago de los Caballeros de Gáldar, en Gran Canaria, caben cinco siglos de historia. Esta pieza cerámica se coció en uno de los hornos alfareros que proliferaron a lo largo del siglo XV en el barrio sevillano de Triana. Pero no la hizo un artesano cualquiera. Sus grandes dimensiones invitan a pensar en un verdadero maestro, de los pocos que eran capaces de armar objetos de gran tamaño superando el riesgo de las grietas y, en consecuencia, la fractura.
Aquel hombre y sus ayudantes dieron forman a una Pila Verde decorada con rostros infantiles, cabezas de león, piñas y caracolas. La embarcaron posteriormente en una ruta marina que cubrió la distancia entre Andalucía y Gran Canaria para bautizar a los aborígenes de la Isla, en especial a miembros de las clases superiores.
Existe incluso un registro de los dos primeros individuos en recibir las aguas bautismales, en 1506. Impresiona imaginar el momento. Se llamaban Bateo Bastián y Catalina. Al contemplar la pila da la impresión de escuchar de nuevo el ruido del agua al resbalar sobre sus rostros y caer de nuevo sobre la vasija y el suelo.
La pericia del anónimo pero a buen seguro experto artesano otorgó a la Pila Verde un aspecto vidrioso sobre su corazón de barro. Es un efecto propio de la cerámica de influencia mudéjar presente en varios reinos españoles incluso mucho después de la marcha de los árabes de España y sobre todo de Al-Andalus.
Curiosamente, y como expresión de la mezcla de culturas y de corrientes que siempre ha caracterizado a Gran Canaria, esta obra maestra de nuestro desconocido artesano sevillano se resguarda hoy en día tras el altar mayor de la Iglesia de Santiago de los Caballeros, considerada como la primera muestra de la arquitectura neoclásica en el archipiélago canario.
Los dos torres de treinta y cinco metros que presiden la fachada principal del templo señalan el lugar donde se erige una de las muestras arquitectónicas que hacen de Gáldar un punto caliente de los conjuntos históricos. Además, bajo el suelo de la moderna ciudad de Gáldar late el corazón de piedra de la antigua sociedad aborigen, un latido que se pueden sentir especialmente cerca visitando el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar.
Gáldar es también un enclave con pulso artístico, plasmado en la Casa-Museo Antonio Padrón. Centro de Arte Indigenista, otra visita recomendable para el viajero curioso. Fuera de los templos, los museos y los vestigios arqueológicos Gáldar recibe con los brazos abiertos y una invitación a comentar lo visto en alguna de sus animosas terrazas.
La vibrante historia de Gáldar se construye día a día con la misma pasión que puso aquel artesano andaluz de identidad indescifrable.