Gran Canaria, la isla del genio Galdós
Gran Canaria invita a conocer el rastro de Galdós en la isla desde la que zarpó la asombrosa vida del célebre escritor.
Benito Pérez Galdós, uno de los escritores europeos más importantes del siglo XIX y comienzos del XX, nació un 10 de mayo de 1843 en la Calle Cano de Las Palmas de Gran Canaria, en aquel entonces una vía empedrada con cantos rodados iluminada por las noches por los faroles de aceite, la luz de la luna y, desde aquel día, por el brillo de la genialidad. En 2020, además, se conmemora el centenario de su fallecimiento, aunque su adiós fue tan solo como un punto seguido en cualquiera de sus novelas, porque así es el legado de las personas llamadas a la inmortalidad.
Muy cerca de la Casa-Museo Pérez Galdós, absoluto lugar de referencia para quien desee conocer en profundidad diversos aspectos literarios y personales del escritor, se encuentra la Oficina del Información Turística de la Calle Triana, que ha dedicado un espacio a la figura de Pérez Galdós con motivo de su centenario que incluye la exhibición de seis retratos del novelista firmados por distintos pintores canarios, ediciones de libros y ejemplos de su habilidad como viñetista, muestra que permanecerá abierta hasta la conclusión de 2020.
El público familiar también se sorprenderá en la Oficina de Información Turística con el libro para descubrir y colorear ‘La Ciudad de Galdós’, una de las ramificaciones del proyecto del mismo nombre que invita a recorrer Las Palmas de Gran Canaria en una ruta absolutamente galdosiana por la urbe donde creció el literato y donde se familiarizócon las Artes y en especial con la escritura.
Seguir los pasos de Galdós equivale en buena medida a seguir los pasos de la propia ciudad durante décadas. Su propia casa natal es una clara representación de las casas burguesas canarias de la época, en este caso una residencia construida a finales del siglo XVIII y que conserva los patios enlosados, el pozo y la galería de madera que conoció Galdós: aquí vivió hasta los 19 años, cuando se marchó a Madrid para estudiar Leyes, aunque regresó en cinco ocasiones a su ciudad natal, la última en 1894.
Galdós, hijo del militar y comerciante Sebastián Pérez y de María Galdós, aprendió a dibujar, recortar, leer y escribir en esta casa, y también a tocar al piano de la mano de su hermana Manuela, tal y como se detalla en la autoguía de la ruta ‘La ciudad de Galdós’.
En el paisaje galdosiano de Las Palmas de Gran Canaria se erige la Iglesia de San Francisco, donde fue bautizado. “Su son no lo confundiría con ninguno, lo distinguiría entre cien que tocasen a un tiempo”, confesó Galdós. También emerge la Catedral de Santa Ana, que levantaba su torre Sur en los tiempos en que Galdós pasaba a diario ante el templo, camino al Colegio de San Agustín. De hecho, llegó a escribir un relato protagonizado por Prototipo, un monstruo musical y deforme que habitaba en su interior.
En su etapa colegial, Galdós hacía caricaturas de sus profesores y de algunos de sus compañeros, un destello más de un periodo donde ya descollaban sus dotes literarias, periodísticas y poéticas. También en la zona de Triana se levanta el Teatro Pérez Galdós, inaugurado en 1890 y que lleva su nombre desde principios del siglo XX.
La ciudad rindió su mayor homenaje público a Galdós en 1930, acto que incluyó la colocación en el espigón del Muelle Viejo, donde ahora está la estación de guaguas de San Telmo, de la escultura de Victorio Macho, ahora ubicada en su Casa-Museo. Esta zona portuaria ya desaparecida posee un gran significado dentro de su biografía, pues desde aquí tomo el barco que lo trasladó a Tenerife y posteriormente a Cádiz, rumbo a Madrid. En 1894, en su última visita a Gran Canaria, pidió a la ermita de San Telmo uno de los barquitos que veía de niño, colgados del techo. Lo conservó durante toda la vida como testimonio quizás de la ciudad y de la isla desde la que zarpó su asombrosa vida.
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