Gran Canaria, viaje mágico a la isla que te espera

Un viaje mágico para adentrarte en la isla de Gran Canaria sin moverte del salón de casa #YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa.

Más allá de los ventanales, los balcones y los muros se sigue adivinando el paisaje del futuro. La luz que entra por las cristaleras de tu casa es también un reflejo de la vida que sigue latiendo. Y en algunos lugares lo hace con especial fuerza. ¿Sabes dónde? Simplemente asómate a la ventana. O cierra los ojos y embárcate en un viaje mental con destino a Gran Canaria, la isla que te espera. La aventura comienza ahora mismo, en tu hogar, justo en la siguiente línea...

Valle de Agaete

Verás que el océano se extiende ahora ante ti como un manto azul aparentemente infinito. El vuelo bajo y solitario de una gaviota al que se suman milla tras milla grupos dispersos de aves, algunas de ellas absolutamente nuevas para ti, vaticinan un punto y aparte en el gran libro del Atlántico. Fíjate bien. No es un espejismo. A lo lejos, elevándose ya sobre las ondulaciones del océano, se vislumbra la silueta de lo que parece ser una isla.

La isla

Habrás comprobado que los barrotes del día a día se hunden uno tras otro en el mar, hasta desaparecer por completo en sus profundidades. La brújula de tu imaginación te ha mantenido en la ruta correcta, porque te encuentras a punto de arribar a ese territorio insular al que llaman Gran Canaria, un pequeño punto en los mapas cuyo tamaño se agiganta a la hora de hablar del devenir y de los sueños. ¿Por qué será? ¿Cómo se explica este fenómeno? Sigue atento. El misterio está a punto de revelarse para dar respuesta a las interrogaciones que dibujaban las gaviotas en el cielo.

Agaete

Y esa respuesta se escribe con letras doradas. Las aguas cristalinas dan paso a una arena de seda que se expande a lo largo durante kilómetros y que se adentra hacia el interior tornándose en verdaderas montañas, en dunas que se inspiran quizás en las montañas que se levantan al fondo, como verdaderas guardianas de la isla. En esta costa luminosa conocida desde hace siglos por marineros de todo el mundo, incluido el descubridor Colón, el Faro de Maspalomas sigue proclamando su testimonio de luz.

Maspalomas

Dejándote arrastrar por la brisa, como si fueras una hoja o un ave cualquiera, permites que la brisa te lleve en volandas hacia el interior para descubrir otro de los cofres que hay dentro de este cofre. Así es Gran Canaria. La isla comienza a mostrarte sus múltiples rostros. Ahora, por ejemplo, contemplas su perfil más árido, esa especie de belleza austera, desértica, lunar y desolada, pero repleta de matices.

Los Azulejos

Dejas atrás profundos barrancos esculpidos durante millones de años y que nacen en las alturas de Gran Canaria, desde donde se precipitan hacia las distintas vertientes del territorio insular. La zona superior de la isla acoge una espectacular cuenca de origen volcánico salpicada de hitos geológicos, mensajes de otros tiempos grabados en piedra. El Roque Nublo o el Bentayga forman parte además de ese tipo de enclaves donde se tocan el cielo y la tierra. Aquí estás tú ahora, respirando además un aire sumamente puro y cargado con la fragancia de los pinares.

Mirador del Pico de los Pozos de Las Nieves

La caldera volcánica de Tejeda y su entorno forman el corazón de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, un estallido de naturaleza integrada por múltiples especies animales y vegetales únicas y enroladas en esta particular y atlántica Arca de Noé. El descenso nos tiene reservada otra sorpresa. Ahora la isla se tapiza de verdes, de arboledas que crecen favorecidas por una brisa cargada de humedad. Por eso ahora el salón de tu casa se ha transformado en un paisaje de cuento, con bosques subtropicales de laurisilva propios de historias legendarias, con sus grandes campanillas donde repican las horas para medir el paso del tiempo donde el tiempo parece haberse detenido.

Valleseco

Quien no te detienes eres tú. Quieres seguir descubriendo. Te diriges de nuevo hacia el litoral, pero hacia otro muy distinto de aquel que te dio la bienvenida a Gran Canaria. Divisas en este momento una costa de cantiles y quebradas donde abundan, no obstante, remansos para mirar al océano a los ojos en charcones y playas que se guarecen del oleaje. Es momento de parar, descansar y dejar que sea la vista la que continúe su viaje mientras el mar besa tus pies.

Mirador El Balcón

A tu vista le ha llamado la atención la línea que, en la marea baja, cruza una bahía de aguas calmas. Es un arrecife que mira de frente a una ciudad que también aguarda. En este silencio inédito que retrotrae a tiempos inmemoriales y primigenios, se escucha con claridad el rumor de las olas al llegar a la vacía orilla. Hablan entre ellas con su lenguaje de espumas, diciéndose que pronto todo será igual en una playa que en realidad siempre es distinta. 

Las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria

A pocos metros de la orilla vagan unos peces. Los puedes ver incluso sin sumergirte del todo, aunque no tardan en escabullirse. Ha llegado el momento de reabrir los ojos. Estás en casa. Pero tu casa es ahora un poco distinta. Por la ventana ha entrado la brisa marina, el aire puro de unas montañas prodigiosas y, como por arte de magia, hay arena de playa en tus bolsillos.