La luz interior del Faro de Maspalomas
El público ya puede entrar al Faro de Maspalomas, el más emblemático de Gran Canaria, tras su rehabilitación y reapertura.
El Faro de Maspalomas ilumina el pasado, el presente y el futuro tras su rehabilitación y reapertura al público, que ya puede adentrarse gratuitamente entre las 10.30 y las 17.00 horas en las entrañas de una emblemática luminaria marítima que se encendió por primera vez en 1890 para guiar a los navegantes en su tránsito por las aguas del sur de Gran Canaria.
Este Bien de Interés Cultural de 58 metros de altura, diseñado por el insigne ingeniero grancanario Juan León y Castillo y todavía en funcionamiento, afronta una nueva y luminosa etapa gracias a una cuidadosa intervención que, entre otras acciones, ha eliminado el viejo cerrramiento con una estructura de hierro del patio interior para permitir el paso de la luz del Sur a través de un lucernario.
Además, y en una segunda etapa, la construcción albergará una moderna oficina de turismo y una tienda de artesanía en la planta baja y un centro etnográfico en la planta inmediatamente superior que guiará a los visitantes en un recorrido histórico entre los siglos XV y XX, un periplo que incluirá escalas en el periodo aborigen y, a través de los escritos de los viajeros que recalaron en el archipiélago canario, ofrecer una panorámica histórica de los oficios tradicionales de Gran Canaria.
Las obras, financiadas por el Cabildo de Gran Canaria con un coste de 1,4 millones de euros, también han rehabilitado la cubierta, espacio que es un extraordinario mirador para contemplar las vistas al sonoro y resplandeciente mar sureño, a las Dunas y la Charca de Maspalomas y a las montañas.
Mientras tanto, y hasta que sea adjudicado y ejecutado el proyecto museístico, el Faro de Maspalomas acogerá una exposición de oficios artesanos vinculados a la vivienda rural de grancanaria, como telón de fondo para mostrar distintas estancias y dependencias anexas, como el alpendre o el horno, además de diversos objetos de uso cotidiano hasta la mitad del siglo XX. Se exhiben además diversos productos contemporáneos del sector textil inspirados en técnicas artesanas tradicionales y una casa de muñecas de 1930 con diecisiete habitaciones con mobiliario elaborado por manos artesanas de Arucas. Y todo en el interior de un emblemático vigía del Atlántico que brilla más que nunca.
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