La noche iluminada de Gran Canaria
La gran quema de fuegos artificiales de San Lorenzo es uno de los acontecimientos festivos del verano en Gran Canaria.
Existe un lugar en Gran Canaria que cada mes de agosto emula ser un volcán. Rodeado de montañas, el barrio de San Lorenzo, en Las Palmas de Gran Canaria, quema en la víspera de San Lorenzo cientos de kilos pólvora para alumbrar una noche de fuegos artificiales famosa por su intensidad y duración. Esta particular erupción tiene varios focos que parecen rodear a una localidad que convoca año tras año a decenas de miles de personas que no quieren perderse este vibrante espectáculo de luz, fuego y sonido.
La gran quema pirotécnica se produce en la madrugada del 9 al 10 de agosto, fecha esta última en la que se conmemora al mártir. La noche de los fuegos de artificio de San Lorenzo no es algo que se olvide fácilmente. Desde distintos puntos, como infernales bocas que se abrieran y conectaran con el mismísimo infierno, se lanzan miles de voladores que prenden el cielo nocturno. Este ritual de fuego y ruido te deja los pies clavados en el suelo mientras tu mirada, hipnotizada, sigue la evolución de la vistosa escandalera.
Entre el público, no hay nadie capaz de adivinar cuál será el volador que pondrá broche a la fogalera. Cuando al fin cesan los estallidos y concluye el centelleo, irrumpe entonces el aplauso del público mientras el aire permanece impregnado del olor a pólvora quemada. Tras lo acontecido, se podría pensar en un paisaje después de la batalla. Pero lo que emerge, en cambio, es un pueblo en fiestas en un enclave donde Las Palmas de Gran Canaria se pone su traje más rural.
Porque, en efecto, San Lorenzo tiene alma agrícola, como así reza su historia y su tradición. Esto es algo que se palpa claramente en su mercadillo de los domingos, abierto entre las 08.00 y las 13.30 horas y que supone todo un regalo para los sentidos. Quesos, frutas, verduras, aceitunas aliñadas, papas y panes de leñas, entre mil y una maravillas gastronómicas más, componen este bodegón dominical que permanece fiel a su cita durante la festividad.
La fiesta de San Lorenzo no es una fiesta cualquiera, y mucho menos su gran noche del fuego. Así lo subraya el pregonero de la edición de 2017, Juan José Laforet, Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria y cronista oficial de la ciudad. El historiador conserva en la retina de la memoria la imagen de su abuelo vistiéndose con sus mejores galas para asistir a la multitudinaria y excepcional quema. Hoy en día, la cita mantiene la categoría de imprescindible para miles de personas.
Uno de los actos destacados dentro de la programación es la Gran Gala Espectáculo Drag Queen, el viernes 4 de agosto desde las diez de la noche. El sábado, día 5 de agosto, tiene lugar la romería, desde las seis de la tarde. Será la antesala de la noche mágica de los fuegos artificiales, que se adelantan apenas un par de días al apogeo del fenómeno de las lágrimas de San Lorenzo, nombre que reciben las Perseidas, cuyo máximo se alcanzará este año entre los días 11 y 13 de agosto.
Las lágrimas de San Lorenzo se originan cuando la trayectoria de la Tierra se cruza con la estela del cometa Swift-Tuttle. Entonces, partículas del tamaño de un grano de arena chocan con la atmósfera terrestre a una velocidad superior a los 200.000 kilómetros por hora y se desintegran y arden en apenas una fracción de segundo provocando una estela luminosa como último testimonio de su existencia. Abajo, en el planeta terrestre, en España, en Gran Canaria, en las faldas montañosas de San Lorenzo, también habrá quien observe este acontecimiento sideral. Para ellos, mirar al cielo es una sana costumbre.
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