Playa del Inglés, la costa universal en Gran Canaria
La Playa del Inglés, en Gran Canaria, es una expresión de naturaleza cálida donde se habla el lenguaje común del disfrute.
A veces la calma puede medirse. En este caso se extiende a lo largo de algo más de tres kilómetros, la distancia entre las dos puntas que enmarcan la Playa del Inglés. Este enclave del sur de Gran Canaria forma parte del mapa de los sueños de millones de europeos que recalan cada año en un punto donde el sol es prácticamente perenne.
Hace décadas, cuando todo era muy diferente menos el sol, las tierras cercanas a la fina y dorada arena de Playa del Inglés se aprovechaban para plantar cebada, trigo y, posteriormente, tomates. Hasta que el mundo descubrió que existía Playa del Inglés y el lugar se convirtió en uno de los lugares más cosmopolitas de España y de Europa. Aunque finalmente aquí todo el mundo habla el mismo idioma, un lenguaje donde se mezclan la brisa, los silencios, las palabras confidentes, el manso rumor de las olas y hasta el prácticamente inaudible sonido de las pisadas sobre la playa.
A pie de playa reinan las aguas transparentes y cristalinas junto al arenoso manto brillante, un escenario envuelto en un velo de luz. Esta pura expresión de naturaleza cálida permite sentir esa sensación de olvido y relajación, con la ventaja en este caso de saber que a escasa distancia se encuentra todo lo necesario para saciar la sed, disfrutar de una comida frente al Atlántico o comprar un periódico escrito en múltiples idiomas. La Playa del Inglés es una Babel moderna en la que todo el mundo se entiende.
La playa posee distintas personalidades. O quizás sería mejor hablar de matices. En dirección a la Punta de Maspalomas, cerca de las siluetas sinuosas de las dunas del espacio natural protegido, el océano se anima para hacer posible la práctica del surf, el bodyboard o el kitesurf. De hecho, en la zona están abiertas varias escuelas de deportes náuticos para aquellos y aquellas que quieran iniciarse en la práctica de cualquiera de estas modalidades y vivir el mar intensamente.
A nadie le extraña que tantas personas de tan distintas procedencias hayan elegido Playa del Inglés y sus alrededores como destino reiterado de vacaciones año tras año o incluso como sitio para echar raíces en el mismo lugar donde antaño lo hicieron el trigo y el centeno. El sur de Gran Canaria va dorando día tras día la piel de estos habitantes hasta que adquiere un tono que se asemeja al de la arena, un paso más en una fusión con el paisaje que también calienta y apacigua sus almas. Quien llega por primera vez a Playa del Inglés no tarda en saber que no será la última, porque esta costa universal es como un gran imán.