Siete razones para unas vacaciones con niños en Gran Canaria
Gran Canaria cuenta con todo lo necesario para unas vacaciones con niños inolvidables.
1. Porque nos gusta el mar. Cada día se levantan miles de castillos de arena en las playas de Gran Canaria. La marea recupera su terreno por la noche, pero al día siguiente los niños regresan y construyen nuevas fortalezas. Este juego privado entre el Atlántico y los pequeños constructores de castillos se repite en la isla jornada tras jornada y en cualquier época del año. La temperatura es suave, el océano es gentil, la gente es amable y hasta los peces que se transparentan desde la superficie parecen saludar al pasar. En la costa de Gran Canaria cada miembro de la familia encuentra su lugar. Y podemos descubrir una nueva playa cada día, o buscar charcos que son pequeños museos de la vida marina. El litoral de Gran Canaria es tan variado que vivir momentos inolvidables en familia resulta tan fácil como crear un castillo de arena. Y, además, no hay ola que pueda tumbar recuerdos así.
2. Porque nos apasiona la montaña. Gran Canaria es tan inagotable como la energía de un niño. Así que no debemos preocuparnos por eso. La isla está cruzada por millares de senderos, muchos de los cuales son perfectamente aptos para un placentero trayecto en familia. Los hay que discurren entre árboles y plantas de otro tiempo, en el corazón de la laurisilva. O entre tajinastes y duraznos. En las cumbres, los pinos canarios aguardan también para dar sombra y cobijo en un imponente reino vegetal que se asoma a paisajes que pasarán a formar parte de vuestro álbum de viajes en familia. El resto lo harán ellos, los niños, con su capacidad para imaginar una nueva aventura tras cada recodo del camino o debajo de cada piedra. La imaginación es infinita. Gran Canaria y su montaña también lo son.
3. Porque somos aventureros. Definitivamente no estamos hechos para permanecer demasiado tiempo quietos, ¿verdad? Pues esto tampoco es un problema en Gran Canaria. Al contrario. Aquí podemos convertirnos en marineros y grumetes y embarcarnos en busca de una familia de delfines o simplemente ajustarnos las gafas y el tubo de bucear y sorprendernos ante la abundancia de vida de los fondos de la isla. Además, existen escuelas de surf, windsurf y de prácticamente cualquier modalidad náutica que podamos imaginar. Sí, también de esa en la que estás pensando ahora mismo. Además, es posible subir a camello, montar a caballo o en bicicleta y visitar zoológicos o parques temáticos. Gran Canaria jamás le pondrá límite a las ganas de vivir emociones fuertes en familia.
4. Porque siempre queremos saber más. En Gran Canaria tampoco nos acostaremos sin haber aprendido -al menos- una cosa más. La isla cuenta con uno de los tejidos museísticos y en general culturales más importantes de España. En los colegios y en los institutos se enseña a Galdós. Aquí podemos visitar su casa natal en Las Palmas de Gran Canaria y ver la cuna donde nació. La cultura aborigen grancanaria, tan particular y diferenciada de cualquier otra civilización europea, se muestra en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada en un itinerario especialmente orientado a las familias. Aquí es posible entrar en la reproducción de una casa prehispánica y contemplar las pinturas que dejaron grabadas sobre la piedra hace muchos siglos atrás. La lista incluye también museos de pintura, de arte moderno, de ciencia y hasta espacios dónde te enseñarán cómo se hace el gofio o un queso. En realidad, va a ser difícil que pasen más de dos minutos sin que aprendamos algo nuevo.
5. Porque nos gusta resolver misterios juntos. ¿A qué velocidad se mueven las dunas de Maspalomas? ¿A qué pájaro de una especie que no existe en ningún otro lugar del mundo pertenecía ese sonido que habéis escuchado en pleno bosque? ¿Por qué se llama así el queso de flor de Guía? ¿Por qué existe un museo centrado en la figura de Cristóbal Colón? Gran Canaria picará nuestra curiosidad. Siempre hay un misterio por resolver o un aspecto llamativo que captará nuestra atención. La proverbial curiosidad infantil encuentra múltiples incentivos en una isla que parece diseñada para las vacaciones con niños perfectas.
6. Porque tenemos buen gusto. Porque nos gusta estar cómodos y contar con una amplia oferta de alojamientos entre los que elegir, tanto a pie de playa como en casas rurales o espacios urbanos. Porque nos gusta cuidarnos y sabemos qué se siente al pasear sobre la arena mientras el sol se escapa, cuando cada uno camina a su ritmo, aunque el grupo late al unísono, cada uno pensando en sus cosas, o sin pensar, simplemente disfrutando del privilegio de disfrutar juntos de una embriagadora isla atlántica. Porque nos gusta probar cosas nuevas, y aquí hay sabores y aromas producto del cruce de caminos, gentes, Historia e historias que es Gran Canaria.
7. Porque nos gusta soñar juntos. La rutina queda lejos. Las vacaciones en familia permiten olvidarse del reloj, que aquí puede enterrarse debajo de la arena de la playa, al pie de un drago o bajo una piedra en el fondo del mar. Sabemos que, lamentablemente, llegará un momento en el que habrá que rescatar el reloj y regresar con la maleta llena de buenos recuerdos. En ese momento sonará la frase mágica, que es también la demostración de que Gran Canaria ha vuelto a ejercer su magia: “¿Cuándo volveremos?”. Y justo en ese momento nos daremos cuenta de que, de algún modo, ya estamos volviendo. Y que una isla también puede formar parte de una familia.
Enlace relacionado: