Volverás al Nublo

La cumbre de Gran Canaria es uno de los enclaves que explican la declaración de la isla como Destino Starlight. No hay luz sin oscuridad. El cometa que rasga el cielo de Gran Canaria es una amalgama de rocas y gases cubierta de cenizas. La cercanía del sol derritió su corazón de hielo. Por eso deja atrás una estela blanca que parece haber hipnotizado al Roque Nublo y a sus acompañantes mientras observan el vuelo de regreso a las profundidades de la galaxia de este Ícaro interestelar de cinco kilómetros de diámetro.

Ninguno de los dos lo sabe, pero el Roque Nublo y el cometa Neowise, nombre con el que fue bautizado tras su descubrimiento en 2020, son prácticamente hermanos de cuna. El bólido espacial nació hace cerca de cinco millones de años en algún lugar del Sistema Solar, precisamente cuando se agitaban bajo Gran Canaria las entrañas terrestres, fenómeno telúrico en el que se fraguó la actual cumbre de la isla, lugar donde quedó esculpido el Roque Nublo.  

El Roque Nublo ha permanecido siempre en el mismo lugar. Es un vigía que jamás abandona su torre. Tampoco ansía alejarse de su hogar, pues tiene a la vista todo aquello que necesita conocer. Es capaz, por ejemplo, de reconocer las estrellas del firmamento. Y predice antes que nadie cualquier cambio de tiempo y el paso de las estaciones, porque ha aprendido a identificar las señales de la naturaleza. Además, su atalaya le convierte en un espectador envidiable del cielo nocturno, igual que lo son los residentes y visitantes de esta isla declarada Destino Starlight por las extraordinarias condiciones para la observación astronómica.  

El cometa, en cambio, es un errante que cubre una órbita gigantesca. De hecho, no volverá a ser visto desde la Tierra hasta dentro de al menos 5.000 o 6.000 años. Da igual. El Roque Nublo le estará aguardando, aposentado sobre su entorno de apariencia lunar, para que el Neowise sienta que regresa fugazmente a casa antes de diluirse de nuevo en el infinito. Introduzcan una vela encendida en alta mar, en plena noche, y obtendrán el mismo efecto. El cometa de la imagen está a punto de desaparecer. Es una llama muy leve que se apaga en silencio y sin dejar otro rastro que un luminoso recuerdo.