“Yo soy Tito Rosales, un murguero de Las Palmas de Gran Canaria"
Tito Rosales, un clásico del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, nos descubre el espíritu de la fiesta.
“Yo soy Tito Rosales, un murguero de Las Palmas de Gran Canaria para servirle en lo que haga falta”. Tito, este hombre tan bien dispuesto, es director desde hace casi tres décadas de la murga Los Chancletas, ha sido pregonero de los carnavales de la ciudad, es una de las figuras destacadas de la fiesta y de su mente han salido centenares de letras irónicas que han hecho disfrutar a toda una generación. Así que hoy Tito nos hacía falta para ponerle rostro al espíritu del Carnaval.
Lo más importante que deben saber de Tito, por ahora, es que en realidad no se llama Tito, aunque la historia que explica este misterioso hecho es ya carnavalera de por sí. Resulta que ya de niño, con apenas cuatro o cinco años, Francisco José Rosales Navarro, que es su nombre completo y real, bailaba al parecer con el mismo frenesí del que hacía gala un cantante latino de la época llamado Tito. “Mira, baila como Tito”, decía la gente de su barrio. “¡Y Tito me quedé para toda la vida!”, exclama entre risas.
Otro dato importante en el retrato de este ‘homo-carnavalero’ es que el Carnaval forma parte de su ser, tanto es así que ya resulta imposible saber donde empiezan los carnavales y donde termina Tito, y viceversa. Lo cierto es que este proceso de fusión comenzó bien pronto. El origen se remonta treinta años atrás, cuando se disfrazó por primera vez junto a su novia -hoy su mujer- con apenas una sábana y un pijama de su suegro. Desde entonces, la fiebre carnavalera no le ha dejado de subir, aunque lo lleva bien.
“Con 34 años”, confiesa, “empecé con una charanga en el barrio de Las Rehoyas. De ahí surgió una murga y desde entonces ha sido un no parar”. Este frenesí ha incluido la composición de letras para murgas de adultos, tanto masculinas como femeninas, e infantiles. Porque la imaginación de Tito no tiene sexo ni edad, como el mismísimo espíritu del Carnaval. ¿Lo van entendiendo?
“El espíritu de Carnaval está en las ganas de divertirte y desinhibirse. En el caso de las murgas es verdad que no paramos, porque según terminas un Carnaval ya están preparando el siguiente. Pero si te gusta esto te compensa de sobra actuar delante de cuatro mil o cinco mil personas, delante de un anciano en un centro de mayores o de un niño en un hospital. Son ocho o nueve meses dedicados en cuerpo y alma a esto, pero nos gusta y no vamos a quejarnos”, asegura.
“Cuando estás metido de lleno en el Carnaval te queda la esencia dentro y ya es imposible salir. En Gran Canaria lo sabemos muy bien”, explica. Dice también que a veces siente que le faltan ideas, aunque “los chiquillos” bromean con él y le dicen que no se preocupe, que tiene “la cabeza grande”. Pero enorme, más que grande, es su corazón, que late al ritmo que marcan los pitos y los platillos.
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Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria