23/08/2019
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Playas
El Faro de Arinaga, en Gran Canaria, corona y vigila una costa y un paraje natural terrestre de gran valor paisajístico.
Llegar a los pies de un faro es un acto que posee algo de aventura. Esta sensación se deba probablemente a las historias que la imaginación asocia de manera irremediable a unas construcciones ligadas al trasiego de barcos durante siglos, a capitanes y tripulaciones buscando una luz salvadora en las noches de tormenta, a fareros solitarios y a emplazamientos tan alejados como hermosos. Este halo donde confluyen la imaginación y la realidad rodea también a la luminaria de Arinaga, en la costa del municipio de Agüimes, en Gran Canaria, el faro que hoy guía estas palabras.