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Blog Oficial de Turismo de Gran Canaria

Atardecer en Arinaga, Agüimes

Playa de Arinaga, el teatro marino

La Playa de Arinaga, en Gran Canaria, invita a disfrutar de la vida junto a un mar que nunca baja su telón azul.

Antaño, en Arinaga, los días se abrían con el sonido de las profundidades. Literalmente. Muy temprano, en ocasiones poco después del alba, los pescadores anunciaban su regreso a tierra haciendo sonar los bucios, las grandes caracolas que pueblan los fondos marinos del lugar. Lo hacían horas después de partir con sus barcas de remo para probar fortuna en las cristalinas y pródigas aguas de esta parte del litoral de Gran Canaria.


Sendero El Álamo, Teror

Pasos en el silencio del Barranco del Álamo

El sendero circular del Barranco del Álamo de Teror asoma a la biodiversidad y la vida rural de Gran Canaria.

Los barrancos son las arterias por las que fluye con mayor intensidad el caudal de vida de Gran Canaria. Aquí, guarecida entre paredes de piedra, la naturaleza bebe agua de los manantiales, trepa, florece, repta, hunde sus raíces y se multiplica. También tiende mantos verdes sobre el basalto, ocupa los huecos más inverosímiles y aguarda entre claros y sombras a quien quiera experimentar qué se siente en estos lugares protegidos de las prisas del mundo. Así sucede en el sendero del Barranco del Álamo de Teror.


Ovejas al amanecer, en Acusa (Artenara), con Roque Bentayga y Roque Nublo

El sabor de Gran Canaria está a tu alcance

La compra de productos de kilómetro cero son una apuesta por un modo de vida, la conservación del paisaje, la salud y la sostenibilidad.

Las raíces del futuro se encuentran a veces en el pasado. Lo saben bien las personas que se levantan cada mañana en las medianías y cumbres de Gran Canaria para cuidar sus tierras de cultivo. También aquellas que miman al ganado para que la leche y los quesos tengan el sabor inconfundible de la cercanía, es decir, de lo que surge del paisaje que nos rodea.


La Fortaleza, Santa Lucía

La Fortaleza, el silencio de la piedra madre de Gran Canaria

La roca escuchó un rumor de gentes. En sus rostros reinaba una confusión de esperanzas, miedos, arrojo e incertidumbre. Acogió a aquellas personas en su seno de roca y las protegió todo lo que pudo, durante milenios, como haría una madre. Así fue como la antigua población de Gran Canaria encontró cobijo en lugares tan asombrosos como La Fortaleza y logró desarrollar una cultura única en pleno Océano Atlántico.