Gracias a la pureza del cielo y a nuestra suave climatología, la observación de estrellas puede practicarse en cualquier época del año.
Bien es cierto que existen épocas de mayor interés observacional, como la noche de las Perseidas, también conocidas como “lágrimas de San Lorenzo” por su coincidencia con estas fiestas durante el mes de agosto.
Las primeras noches de la primavera concentran el mayor número de estrellas brillantes del hemisferio norte, y si miramos hacia el sur, se puede observar la conocida constelación de la Cruz del Sur.
Por otro lado, en verano la zona más brillante de la Vía Láctea cruza toda la bóveda celeste, ofreciendo un gran espectáculo visual.
Lo ideal para poder disfrutar de la observación del cielo nocturno con total comodidad y seguridad, es llevar ropa cómoda y de abrigo (debido a que los puntos de observación se encuentran en las cotas más elevadas de la isla). Algo de comida y bebida, prismáticos, un mapa celeste, linterna y una cámara tipo reflex con un trípode no están de más.
Algunas empresas y observatorios astronómicos de la isla ofrecen material complementario indicado especialmente para este tipo de actividad.
Algunas de las zonas de observación de estrellas forman parte de áreas protegidas.
La recomendación es siempre contactar previamente con alguno de los observatorios o empresas especializadas en el desempeño de esta actividad para conocer si es necesario solicitar un permiso específico.
El primer consejo para una adecuada observación de las estrellas es alejarse de las fuentes lumínicas y elegir una noche de luna nueva, o en su defecto, de poca incidencia lunar.
Alejarse de las ciudades y carreteras e intentar evitar cualquier fuente de luz directa (faros del coche, linternas).
Observar el cielo también requiere de espacio, por lo que se recomienda elegir un lugar abierto, cómodo y con amplitud suficiente para no limitar el campo de visión.
Ahora solo queda disfrutar de la inmensidad del cielo en una nueva noche plagada de estrellas.