El océano decidió un día que iba a ser amable con Gran Canaria. Decidió que el buen tiempo, el clima suave y benigno, iba a ser la norma en la isla. Casi todo el año. Un clima estupendo incluso durante los meses del invierno continental europeo.
El océano decidió entonces que los vientos alisios debían llegar a las islas Canarias. Para hacer así del archipiélago uno de los lugares con mejor clima de Europa, gracias a los vientos húmedos y frescos del Anticiclón de las Azores. Esa es la causa del pequeño milagro climatológico que produce el tiempo primaveral de unas islas al pie del continente europeo.
Junto a todo ese océano de buena suerte, Gran Canaria ganó otro primer premio. Debido a su particular orografía picuda, la isla consiguió que los vientos se mezclaran con las montañas, produciendo gran variedad de microclimas. Así, mientras en las zonas costeras, sobre todo en la vertiente meridional, el clima es seco y soleado, todo cambia cuando ascendemos en altitud.
En altitud el mar deja de influir y las montañas retienen las nubes, provocando grandes diferencias térmicas desde las zonas templadas de medianías, desde los valles y bosques subtropicales, hasta las zonas más altas. Y es por eso que en ocasiones se da la paradoja de poder pasar, en tan sólo una hora de coche, de tomar el sol en la playa a jugar con la nieve en las cumbres.
En cuanto a la temperatura del agua del mar, es igualmente cálida. Oscila entre los 18 grados de los meses de invierno y los 22 del resto del año. Esta circunstancia, junto a las 2.700 horas de sol anuales que se contabilizan en la isla, permite sacar el máximo rendimiento a los días de playa. Todo ese mar de buen tiempo convierte a Gran Canaria en un destino perfecto para la práctica de cualquier actividad deportiva imaginable al aire libre.
Un error frecuente es pensar que si las islas cuentan con un invierno tan cálido deben padecer un verano agobiante, pero esto no es así gracias a la visita de nuestro amigo el viento alisio. El verano en Canarias se suaviza con los vientos que envía el océano a refrescar el archipiélago. Un viento que regala veranos agradables, entorno a 24 grados. Un clima hecho como por encargo para no dejar de disfrutar del océano de playas de Gran Canaria.