Las Tortillas de Carnaval son un postre del recetario tradicional de Gran Canaria que, con el paso de los años y gracias a su exitosa elaboración, se han convertido en un dulce sin estacionalidad. Sin embargo, en el pueblo de Teror, desde 1992 aproximadamente, se ha respetado su temporada original de preparación por un buen motivo.
Cuentan los mayores del lugar que antiguamente en carnaval, la gente se disfrazaba y se unían a la serenata que pasaba a tomar tortillas de carnaval y arroz con leche de casa en casa. También los niños se disfrazaban para ir pidiendo de puerta en puerta huevos con los que se hacían las famosas tortillitas.
Hoy en día, esta tradición la continúan de otra manera la Asociación de Mujeres Rurales Nisamar, el grupo de mujeres Mantillas Canarias, Cáritas Diocesanas de Teror y un grupo de voluntariado. Ellas y otras mujeres del pueblo donan ingredientes; las preparan con la ayuda de las más longevas; pasan a recogerlas por las casas; y se reúnen para freírlas y venderlas a turistas y visitantes en el mercadillo del pueblo.
Pero lo más curioso de esta elaboración colectiva es que las Tortillas de Carnaval no tienen una receta única. De hecho, hay quien para darles sabor introduce en la lista de ingredientes algunos más como la calabaza, el anís estrellado o matalahúva. “Los extranjeros nos piden la receta y les sorprende que sea tan sencilla, pero tan rica”, cuenta entre risas Juanita González quien reconoce que hay que tener cierta destreza para elaborar la masa y que no quede dura o desecha.
Tina Pérez, es una de las voluntarias de Cáritas que lleva años preparándolas como le enseñó su madre. En su receta no puede faltar un vaso de agua con gas para evitar que absorban mucho aceite, puesto que ya no encuentra sifón en las tiendas. “Los ingredientes básicos son huevos, leche, harina, sal, azúcar, la ralladura de un limón y canela. Luego, cada una le da su toque con algún ingrediente más o menos”, explica esta voluntaria que además se encarga de freírlas en el puesto los domingos que dura la campaña.
Olivia Rodríguez es la presidenta de la Asociación de Mujeres Rurales Nisamar y una de las coordinadoras de este grupo de medio centenar de mujeres. “Las tortillas de Carnaval le encanta a quien las prueba y llegamos a vender unas 2000 tortillas. Lo recaudado, hoy en día, se da a Cáritas de Teror porque a su vez ayuda a parroquias y centros benéficos de distintos municipios de Gran Canaria”, explica Olivia Rodríguez muy satisfecha.
A la hora de servirlas, se espolvorean con azúcar o se les pone miel de abeja o de palma y, en Teror, además se acompañan de un chupito de anís o de licor. Las tortillas de Carnaval alimentan el cuerpo de quienes las prueban y el alma de quienes las preparan.