No te darán los dedos de las manos para contar la cantidad de rincones que te enamorarán en este lugar. Nos ubicamos en las afueras del casco de Teror, en las medianías del norte. Rodeando el Pico de Osorio hallamos una enorme finca de más de 200 hectáreas que fue propiedad privada hasta 1981. Posteriormente fue recepcionada por el Cabildo de Gran Canaria para garantizar su adecuado mantenimiento, así como el uso público del lugar del que hoy podemos disfrutar.
La finca destaca por aglomerar varios reductos de laurisilva y otras tantas especies autóctonas y foráneas que brindan estampas de impresionante belleza. Una casona típica canaria nos espera en su plaza central, y en sus alrededores encontramos espacios para el ganado y el cultivo, reflejando la perfecta simbiosis entre naturaleza y la actividad humana. También resalta el jardín clásico que acompaña a la vivienda. Un espacio que nos regala infinidad de valores naturales y culturales que debemos preservar.
Actualmente este emblemático enclave sirve como espacio de recreo, de deporte al aire libre y como aula de naturaleza. Cuenta además con un vivero forestal especializado en la reproducción de especies de laurisilva, un aserradero para el aprovechamiento de los recursos madereros que se generan en los tratamientos selvícolas y es sede del Proyecto de Reintroducción de la Paloma Rabiche (Columba junoniae), en la finca se encuentra su centro de visitantes y el centro de cría de la misma.
Si estamos atentos a los sonidos del entorno podremos escuchar y hasta divisar alguna aguililla, pinzón vulgar, herrerillos, búho chico o alcaraván; que son parte de las especies silvestres que habitan la zona.
Por todo ello, La Finca de Osorio es uno de los mayores orgullos de la población grancanaria. Una visita obligada para todo aquel que cruce el norte de la isla.
Sus senderos se dispersan y se entrecruzan dirigiendo al viajero por todas las esquinas de la propiedad. Pueden realizarse diferentes rutas para recorrer toda su extensión, pero destaca principalmente la subida al Pico de Osorio (967 m), monte que corona la zona.
La finca está atravesada por numerosos regueros y nacientes que fluyen con mayor o menor intensidad en función de la época del año. Sus llanuras están destinadas a la agricultura extensiva y alberga varios corrales y prados donde el ganado pasta a sus anchas.
Quizá la estampa más icónica del lugar sea el paseo central, un sendero cobijado a la sombra de enormes madroños que dibujan una imagen de cuento. La visita está limitada para no alterar la flora y fauna, así como la tranquilidad que emana el lugar. Para acudir a la finca se debe solicitar permiso en la web del Cabildo.
Desde la capital, Las Palmas de Gran Canaria, vamos por la carretera general del Norte GC-2 hasta encontrar la desviación a Arucas GC-20. Recorremos el tramo siguiendo esta carretera dirección Teror.
Antes de llegar encontramos una señal que indica La Guanchía y en este tramo encontraremos a nuestra izquierda la puerta principal de la Finca de Osorio, una puerta rejada alta de dos hojas.
En pleno centro del casco histórico de Teror, encontramos esta bellísima y emblemática construcción religiosa.
Constituye el edificio más importante de la Villa Mariana de Teror, y uno de los lugares más relevantes de la Isla, puesto que en su interior se encuentra la imagen de Nuestra Señora la Virgen del Pino, Patrona de la Villa Mariana de Teror y de la Diócesis de Canarias. Junto a la edificación se levantan varios pinos que custodian el templo.
Todos los años, a comienzos de septiembre, miles de fieles inician su peregrinación hasta la villa mariana de Teror desde todas las partes de la isla para rendir devoción a la imagen de la virgen.
Este pintoresco pueblo destaca por ser uno de los cascos históricos más bellos y mejor conservados del archipiélago. Su calle principal está salpicada de balcones canarios tallados en madera y fachadas de gran valor estético, y finaliza su recorrido en la amplia plaza donde cada domingo se celebra uno de los mercadillos tradicionales más importantes de Gran Canaria.
Cerca de la basílica, una vivienda histórica cuyo origen se remonta al siglo XVII y pertenece al mayorazgo de la familia Manrique de Lara.
Este antiguo convento de monjas se ha convertido en un hospedaje sostenible. Este recinto, que cuenta con 60 plazas, se propone ser un proyecto sostenible, un lugar donde disfrutar de actividades de bienestar, como retiros de silencio o yoga. Un paraje perfecto en la naturaleza para reconectar con uno mismo.
Constituye la principal fuente de ingresos del Ayuntamiento local. Está situada en el barranco de Teror, y se compone de tres grandes manantiales. Cerca de ella se ubica una de las embotelladoras más importantes del archipiélago, gran motor económico del municipio.
Resaltar, que al igual que en ciertas fuentes de la isla, el agua mana ligeramente gasificada directamente de la tierra debido a la presencia de ciertos gases y sulfatos naturales de la tierra volcánica.
