Nos encontramos en la costa del municipio de Agüimes, en el este de la isla. Zona de barlovento debido a la fuerte influencia de los vientos alisios. El nombre de esta playa podría resultar vulgar para desconocidos pero realmente hace referencia al macho de la cabra: El Cabrón.
El ganado caprino, con más de 100.000 cabezas sólo en la isla de Gran Canaria, es uno de los más arraigados a la tradición ganadera del archipiélago. Agüimes es uno de los territorios más ligados históricamente a este tipo de explotaciones, todavía con un importante peso del sector primario.
En la gastronomía de la zona abundan los productos derivados de su cría: como los quesos, el baifo o el cabrito frito. Estos motivos dan nombre a este precioso arenal custodiado por la Montaña de Arinaga, un volcán de 200 metros de altitud a escasos metros del océano.
La bahía del Cabrón, entre las punta de Arinaga y la Monja, está custodiada por el imponente Faro de Arinaga, que se alza elegante y vistoso entre los riscos que rematan las llanuras que caracterizan la zona.
Desde aquí, el rugir de las olas del mar abierto recibe al visitante tras un pequeño recorrido por pista de tierra desde la cercana localidad de Arinaga.
La estructura del antiguo faro – actualmente reformado– constituía un ejemplo de la tradicional arquitectura farera insular de finales del siglo XIX. Fue diseñado por el ingeniero grancanario Juan León y Castillo, también autor de construcciones y proyectos relevantes como el Faro de Maspalomas o el del Puerto de la Luz en Las Palmas.
A día de hoy, este faro sigue iluminando esta franja costera al caer la noche y cuenta con un restaurante con vistas privilegiadas.
El Cabrón posee un notable valor ecológico tanto en tierra como en el mar. Pero es bajo el mar dónde esta playa esconde sus mayores tesoros, la zona está protegida por el interés cultural y paisajístico que acoge.
Sus fondos están llenos de riqueza y presentan una elevada biodiversidad. Es un lugar ideal para la práctica del snorkel o el submarinismo. Quien se adentre en sus aguas podrá toparse sin mucha dificultad con la estrella de mar (Narcissia canariensis), una de las estrellas escarlatas más bellas de Canarias. Por las zonas donde hay mayor presencia de algas abundan las viejas y en las zonas rocosas lucen meros y se esconden pulpos y morenas, entre otras especies. Una estampa llena de vida.
Desde Las Palmas de Gran Canaria, la playa del Cabrón está a unos cuarenta minutos de camino en coche, aproximadamente. Conduzca por la GC-1, dirección Arinaga, y basta salir de la pista por El Cruce de Arinaga y seguir la indicación hasta el mismo Faro. Una vez allí se puede dejar el coche en la zona de tierra y disfrutar del lugar.
Este impresionante barranco es uno de los más grandes de la isla. Su cauce separa los municipios de Ingenio y Agüimes y abarca desde la costa hasta la cumbre. El valle se erige en las medianías del sureste y remata en la Caldera de Los Marteles, un antiguo cráter volcánico a casi 1500 metros de altitud. El lugar ha sido poblado desde tiempos prehispánicos debido a su gran riqueza en flora y fauna y la abundancia de agua en su suelo.
Estos singulares valores medioambientales y patrimoniales que encierra dicho impresionante espacio han contribuido a su declaración como Monumento Natural por la Ley de Espacios Naturales de Canarias y como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica por la ley de Patrimonio Histórico de Canarias.
En el corazón de este barranco se ubica un pequeño pueblo de gran encanto plagado de casas-cueva, arquitectura que es típica de la zona. Su construcción busca la estabilidad térmica de la vivienda, permitiendo mantener la estancia templada en invierno y fresca en verano.
Este lugar también destaca por su amplia oferta gastronómica y alberga varios restaurantes labrados en la roca que apuestan por la cocina tradicional canaria. El lugar idóneo para disfrutar del sabor más auténtico de Gran Canaria.
Agüimes destaca principalmente por su casco histórico, con el Templo Parroquial de San Sebastián como muestra mayor de su valor arquitectónico. Un edificio, con un cierto estilo catedralicio y con una fachada que ejemplifica una de las mejores representaciones arquitectónicas del neoclasicismo canario. Fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981.
En el mismo centro de la Villa se encuentra el hotel Casa de los Camellos, un inmueble con más de trescientos años que perteneció una aristocrática familia del lugar y, muy cerca, en la plaza de San Antón, se sitúa el Centro de Interpretación del casco histórico de Agüimes, que permite al visitante conocer las características artísticas e históricas de este pueblo encantador.
Muy próximo a la localidad de Agüimes – en dirección Temisas–, entre curvas y cañadas, nos topamos con este pequeño y fotogénico rincón. Un pasadizo esculpido por el correr de las aguas durante miles de años sobre la toba volcánica –un tipo de roca, muy porosa y caracterizada por sus tonos anaranjados– que nos regala un increíble juego de luces, colores y siluetas de una belleza singular.