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Sardina del Norte, tu playa de puertas abiertas

Sardina del Norte. Un puertito y muchas historias

Nos desplazamos hasta el municipio norteño de Gáldar, en el extremo noroeste de Gran Canaria. En medio de su costa acantilada encontramos pequeños pueblos de gran encanto como Sardina del Norte. Entre invernaderos y plataneras, y con las olas del mar como telón de fondo, llegamos hasta este particular y abrupto enclave costero.

Además de los puertos principales, la isla de Gran Canaria siempre contó con puertos menores, como el de Sardina del Norte, un puertito de menor tamaño, pero de gran valor para la población local enclavado en un lugar de gran singularidad.

Sardina fue una de las múltiples puertas de la isla por las que antaño se canalizaba la entrada y salida de producción agrícola. Su muelle aún conserva un gran encanto y su entorno lo dota de una belleza inigualable.

Sardina del Norte

Historia y relevancia

Hubo dos etapas relevantes para esta bahía: una, durante el siglo XV y primera mitad del siglo XVI, que coincidirá con la fase de lucha por la conquista de la isla y la primera media centuria de colonización. La segunda: el siglo XIX, otro momento de verdadera importancia para el puerto con la llegada de la industria azucarera a la isla.

La ubicación de Sardina del Norte era considerada cómo estratégica para los conquistadores. Por estar frente a Gáldar, en aquel tiempo sede de los guanartemes de la isla, lo cual les hizo pensar que sería oportuno para alcanzar el centro político de la Gran Canaria prehispánica. Y es que, tras la conquista, fue en Gáldar donde se ubicó también la primera capital grancanaria bajo el nombre de Real Ciudad de Gáldar.

Guayedra y Sardina del Norte

El Puerto de Sardina mantuvo parte de su importancia por su relación con el comercio de azúcar. Relevancia que decrece a partir de la segunda mitad del siglo XVI por la consolidación del puerto de La Isleta (actual Puerto de la Luz y de Las Palmas) como principal puerto de la isla. A lo que hubo que sumar el paulatino abandono de la industria azucarera de Gran Canaria con el paso de los siglos, debido al crecimiento de la producción americana de este cristalino endulzante.

Pero el paso del tiempo no ha retirado a esta bahía su poder de seducción. Un encanto que luce hoy, con su veteranía y calma, como playa y puerto de pescadores. Tranquila y peculiar.

Sardina del Norte

Costa salvaje

Esta franja costera se caracteriza por estar poco explotada y lucir miles de rincones casi vírgenes. Se encuentra escondida entre acantilados, y frecuentemente es azotada por los vientos alisios y el fuerte oleaje.

No es de extrañar que abunden la flora y fauna marina en esta zona. Los tonos azules verdosos de sus aguas la han convertido en uno de los lugares más valorados por los amantes del buceo deportivo. En sus fondos habitan pulpos, langostas canarias, holoturias y caballitos de mar. En su arenal surgen pejesapos, mantelinas, gallos de San Pedro y angelotes.

Este lugar ya no atrae barcos conquistadores sino a bañistas y viajeros conquistados por su encanto y tranquilidad. Si continuamos por el paseo y dejamos el dique a la izquierda, nos hallaremos en una calita de callaos presidida por El Roquete, vivienda excavada en la piedra y evocación de los asentamientos prehíspanicos hasta la llegada de los castellanos.

Esta zona destaca por tener numerosos charcos escondidos por sus orillas. Zonas donde al bajar la marea la naturaleza nos regala estupendas pozas naturales de agua salada listas para un buen chapuzón. Algunos son tan grandes que hasta podremos hasta bucear en ellos.

Majestuoso e imponente. Erguido sobre el último filo de costa norte de la isla encontramos el Faro de Punta Sardina. Alejado a unos pocos kilómetros del pueblo se halla este gigante luminoso, encargado de balizar la navegación marítima por estas costas del noroeste de la isla hasta hace no muchos años, iluminando la franja comprendida entre la punta de la Aldea y la Isleta.

Este solitario titán rojiblanco ha sido protagonista de las mil y una fotos que cada día sus visitantes lanzan cuando cae el atardecer a su espalda. Sin duda una de las postales más repetidas y representativas de Gran Canaria.

Sardina del Norte

De costa y monte

El norteño municipio de Gáldar es uno de los más importantes de la isla a nivel sociohistórico y cultural. Abarca desde su escarpada costa hasta las cumbres, culminando su territorio en el Monumento Natural del Montañón Negro, un volcán que tuvo su última erupción hace unos 3000 años, siendo esta una de las más recientes de Gran Canaria.

En nuestro camino de ascenso de mar a la cumbre podremos disfrutar de espléndidos paisajes como los que rodean el área recreativa de Monte Pavón, o grandes miradores panorámicos como el situado en la Caldera de Los Pinos de Gáldar, también en la zona alta del municipio.

Cabe destacar, que Gáldar acoge en las entrañas de Barranco Hondo el yacimiento arqueológico de Risco Caído, actualmente Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Sardina del Norte

Cómo llegar

Si te acercas a Sardina desde la capital puedes tomar la carretera del norte desde Las Palmas de Gran Canaria hacia Agaete, GC-2. Esta autovía tiene una salida a unos 18 kilómetros que indica la desviación a Gáldar. Al final de este carril de desaceleración existe una rotonda en la que una de sus salidas ya le lleva hasta Sardina del Norte.



Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada

Se encuentra en plena ciudad de Gáldar. La cueva que da nombre al parque arqueológico fue descubierta en el siglo XIX y es un magnífico ejemplo de las representaciones artísticas de los antiguos pobladores de Gran Canaria.

Este lugar nos teletransporta a lo que fue la capital de la Gran Canaria indígena, además, junto a este yacimiento se levantó posteriormente la primera gran ciudad de la isla.