Gran Canaria es una isla llena de lugares escondidos que no aparecen en las guías. Con pequeños rincones que dan miles de sorpresas. Entre esos lugares está la playa de La Caleta, en el municipio de Agaete, al noroeste de la isla.
Muchas veces los propios locales nos sorprendemos cuando un amigo nos descubre uno de estos rincones ocultos. Aunque parezca extraño, son pocos los grancanarios que reconocen cada curva de la intrincada orografía de una isla colmada de barrancos, acantilados, playas y pequeñas calas; porque son infinitos.
Más de una vez nos dejamos guiar para descubrir espacios que sólo conocen los más aventureros. Lugares de la infancia que casi siempre acaban llevándonos hacia el océano donde el silencio pide clemencia ante el rugir de las olas.
La Caleta de Agaete es uno de esos tesoros que aún quedan escondidos. Son muchos los isleños que nunca estuvieron por allí. Es una pequeña cala, no muy conocida, escondida más allá de Punta Gorda donde se ubican Piscinas Naturales de Las Salinas, a poca distancia del Muelle de Agaete.
No tan extraño es encontrar alguien que no haya estado en el pintoresco Puerto de Las Nieves, muelle y barrio marinero que nos espera al final del paseo marítimo, que también recomendamos visitar.
Si buscas intimidad, autenticidad y nula presencia de la mano del hombre, tu lugar favorito será La Caleta. Una costa poco transitada, bañada por el Atlántico, con pequeñas superficies de arena donde te sentirás en pleno contacto con la naturaleza.
Allí el paisaje petrificado contrasta con el con el mar, y te rodea creando un entorno que difícilmente podrás replicar.
La cala está a los pies de una gran explanada y en los metros próximos a sus acantilados no presenta ningún tipo de edificación. En sus laderas se abren senderos que no recomendamos explorar al no estar adecuadamente acondicionados. Lo propio para llegar al lugar es bajar por las escaleras indicadas para el tránsito, que te encaminan justo hacia la orilla del mar. Y allí disfrutar de las aguas transparentes, los fondos llenos de vida y el imponente sol que luce casi a diario.
Desde Las Palmas de Gran Canaria, cogemos la carretera general del Norte, GC 2, dirección Agaete. Podemos aparcar en el Puerto de las Nieves y caminar por el paseo de la costa a mano derecha, pasar las piscinas naturales de Las Salinas y seguir bordeando hasta dar con un paseo de sinuoso ascenso. Al llegar a la cima comienza la zona de tierra, y a escasos metros encontraremos las escaleras de bajada hasta la cala.
El pueblo de Agaete está ubicado cerca de la costa oeste, en la boca de un gran barranco. Podemos visitar su casco histórico, pintoresco y blanquecino, que aún conserva la esencia de pueblo tradicional canario. Junto al cauce, un bello jardín adorna la ribera. Este parque es conocido como el Huerto de las Flores y es de visita obligada en esta localidad.
En pleno centro encontramos el Templo Matriz de Nuestra Señora de la Concepción de Agaete, la construcción del actual templo data de 1875, fecha en la cual el obispo de Canarias señor Urquinaona puso la primera piedra.
Y a las afueras del casco se ubica el Maipés de Agaete, un parque arqueológico asentado en pleno malpaís. Este espacio protegido conserva un cementerio con más de 700 tumbas de los antiguos canarios en medio de un mar de lavas volcánicas.
Barrio marinero muy próximo al pueblo de Agaete, apenas a un kilómetro de distancia. Aquí, junto al mar, acaba la popular Fiesta de la Rama que cada agosto une ambas poblaciones. Destaca el Paseo de Los Poetas, un paseo marítimo que recorre gran parte de su costa hasta las piscinas de Las Salinas. Las casas blancas son fiel reflejo de la vida marinera del barrio, que cuenta además con una amplia oferta gastronómica.
Su muelle es el principal motor económico, históricamente, muy ligado a la pesca tradicional y actualmente al transporte de personas y mercancías. Hoy en día desde este muelle zarpa una de las principales líneas marítimas que une Gran Canaria con Tenerife, las dos islas capitalinas. Aunque sigue conservando una importante flota pesquera.
En la zona más septentrional de este barrio encontramos dos emblemáticos iconos del lugar, por un lado, una pequeña explanada donde se asienta la mítica Ermita de Nuestra Señora de la Nieves. Por otro lado, desde las inmediaciones del muelle viejo divisamos el Roque Partido, antiguamente conocido como Dedo de Dios, denominado de esta manera por su peculiar forma de puño y su dedo índice señalando al cielo. Este accidente geográfico ha sido históricamente un icono para el municipio. Pero durante la tormenta tropical Delta, en el año 2005, los fuertes vientos de este temporal terminaron por amputar su distintivo miembro para lamento de los habitantes del lugar.
En la zona del Andén Verde, flotando entre escarpes y a más de 100 metros sobre el mar encontramos El Mirador del Balcón. Una parada obligatoria para quienes visiten este lado de la isla. Las vistas son sencillamente impresionantes.
Desde aquí obtendremos una privilegiada panorámica de la costa noroeste de la isla. Junto a nosotros podremos ver cómo grandes acantilados pasan de rozar el cielo hasta adentrarse en la inmensidad del Atlántico.
Este accidente geográfico es conocido como ‘La Cola de Dragón’, y se trata de una cordillera llena de salientes verticales que decrece hasta hundirse en lo más profundo del mar. El perfil de su silueta simula la cola de este animal mitológico. Sin duda, una escena de película en uno de los mejores miradores de la isla.
