Desde el punto de vista paisajístico, este lugar nos ofrece un espectáculo único: El Barranco de Tejeda, denominado por muchos el Barranco Grande, visto desde una perspectiva central, desde el mismo corazón de la cuenca hidrográfica.
Este abrupto relieve que D. Miguel de Unamuno al presenciarlo lo describió como tempestad petrificada, resume gran parte de la historia geológica de Gran Canaria a lo largo de 14 millones de años. Dado que en los tres últimos millones de años no ha habido nuevas erupciones en esta parte de la Isla, la erosión ha puesto de manifiesto las entrañas del complejo volcanismo que con anterioridad se generó en ella.
Desde el fondo, en el corazón de la actual caldera erosiva de Tejeda, emerge el Roque Bentayga, lugar sagrado para los habitantes originarios de esta isla, como así atestiguan los yacimientos arqueológicos que guarda. Este hito encabeza una alineación de riscos en el sentido de la vertiente que bajan desde la Degollada de Las Moradas hasta el pequeño asentamiento del Roque, quedando en medio las Cuevas del Rey, que atesoran también un yacimiento relevante.
A ambos lados del Roque Bentayga discurren los barrancos del Chorrillo y de Tejeda, que son los principales que dan vida al Barranco Grande, además del barranco de Siberio que, a los pies de la Mesa de los Junquillos, se incorpora en la presa que lleva su mismo nombre.
El asentamiento en pequeños caseríos de viviendas tradicionales con cubiertas tejadas se encuentra hoy casi por completo destinado a segunda residencia para vacaciones y fin de semana quedando alguno completamente vacío como el de La Higuerilla. El Espinillo, La Solana y el Chorrillo mantienen aún una pequeña población permanente, básicamente agrícola y algunas cabras para tener leche y queso, que son elementos básicos en la alimentación de estos lugareños.
Los pinares que nos circundan son de pino canario, donde a los restos del gran pinar original se ha sumado una ingente labor de repoblación.
Todo este territorio forma parte de la Reserva Mundial de la Biosfera de Gran Canaria, declarada por la UNESCO el 29 de junio de 2005.