Jess Velardo
«Gran Canaria es inspiradora. Hay algo de esta isla que atrapa.»
Jess trabaja como psicóloga clínica con niños y adolescentes en un centro de salud de Las Palmas de Gran Canaria. Es natural de Madrid, aunque el pasado año Jess decidió hacerle caso a su intuición y trasladarse a Gran Canaria a empezar una nueva etapa. En la isla ha encontrado calma, tranquilidad y sobre todo, inspiración.
¿Por qué decidiste mudarte a Gran Canaria?¿Había una razón más allá del buen tiempo?
Pues la verdad es que fue un poco por intuición. Estaba a cuatro meses de terminar la residencia en Valladolid, me apetecía un cambio y durante una conversación en Madrid, me dijeron: «Oye, pues en Canarias se vive bien y aparte hay buen clima y oferta laboral». Y en ese momento dije: «¡Yo creo que me voy a ir a Canarias!». Y así fue, aunque no conocía nada de las islas.
Al poco tiempo de esa conversación, salió la oportunidad de trabajo en Gran Canaria. Todo me hacía sentir que tenía que venir, tanto a nivel profesional –mis compañeros, las personas que habían estado guiándome en mi práctica clínica– como a nivel personal –mi familia, mis amigos; a todo el mundo le parecía una buena idea–. A mí también, así que me vine.
¿Cómo ha cambiado tu vida Jess desde que te mudaste a la isla?
Pues diría que en mucho. La isla para mí ha sido muy inspiradora. El hecho de venirme a un lugar totalmente desconocido para mí, sin que nadie me estuviera esperando aquí realmente, fue como una especie de aventura a ciegas. Y encontrarme aquí, resolutiva, que podía ir sacándome las castañas del fuego, fue una experiencia genial, una apertura a descubrir nuevas cosas. Tenía muchas ganas también de empezar hobbies nuevos que, en su momento, no había podido comenzar, por lo que sea. Ha sido una gran experiencia, en realidad.
¿Qué te ha aportado Gran Canaria a nivel personal?
Ha sido un cambio de etapa vital: de pasar de ser residente a ser ya facultativa.Y también el hecho de verme de primeras aquí, sola pero sin sentirme sola. Ese fue de los mayores aprendizajes. Venir a la isla sin conocer a nadie y sentirme bien; sentir que en realidad los míos estaban igual de cerca, por así decirlo. Y que podía contar con gente.
¿Has tenido ocasión de recorrer y descubrir la isla?
Sí, a las dos semanas de estar aquí, vino también una compañera residente con la que había vivido un par de meses en Valladolid. Ella también terminaba la residencia y tampoco sabía muy bien qué hacer. Se le ocurrió Gran Canaria. Me preguntó qué tal estaba aquí. Le dije: «¡Vente ya!».
Hemos descubierto la isla juntas, ¡no hemos parado! Ha sido bonito descubrir tantos lugares y rincones tan diferentes, a tanta gente diferente. Me he sentido muy inspirada en la isla y creo que eso me ha abierto a conocer a gente, a aprender de nuevas historias. Bueno, siempre estoy aprendiendo de historias porque, como os he dicho, trabajo como psicóloga.
¿Qué zona de la capital elegiste para vivir?
Vivo en la zona de Triana. Antes de llegar busqué zonas por Google Maps, quería hacerme una representación de cómo era Gran Canaria. Y ya por Google Maps me paseaba por aquí. De esto que subes y bajas, me metía por las calles y pensaba: «¡Ostras!, ¡qué guay!». Y le preguntaba a una amiga, que estuvo aquí tres años viviendo: «Oye, ¿Triana qué tal está?». Y ella: «Creo que te va a gustar porque tiene algo así como un toque bohemio».
Entonces me vine a la isla. Y cuando visité Triana sentía que ya había estado aquí. También me encanta Vegueta; entre Vegueta y Triana, aquí estoy de maravilla.
En general, ¿la gente te ha acogido bien?
Muy bien. Enseguida me sentí acogida por la gente. Me sentía en deuda con todo el mundo; en plan: «¿Pero por qué? ¿por qué me dais tanto?» [risas]. Fue una sensación bonita. Luego aquí hay mucha variedad de culturas, mi antigua compañera de piso, por ejemplo, es venezolana y se sentía también muy de aquí. Es bonito ver a gente que viene de otros lugares y cómo se sienten enseguida parte de la isla.
Ahora que conoces la isla, ¿qué crees que buscan las personas que eligen Gran Canaria para pasar sus vacaciones?
Inspiración. Creo que aquí hay algo que inspira. Es lo que le ocurre a la gente con un toque artístico que conozco y ha pasado por la isla. A mí me encanta el arte, a veces pinto, otras veces escribo…y estar aquí, el mar, inspira muchísimo, sobre todo en la escritura.
¿Recomendarías algún rincón? Algún sitio poco común o que te guste por algo especial...
Pues así que tenga en mente: hay dos. Uno es El Confital. Recuerdo un día en que nos fuimos a pasear y llegamos justo a un hueco perfecto entre dos rocas perfectas donde chocaban las olas, un atardecer de un color maravilloso… ¡Un momento mágico! La imagen se quedó grabada en mi mente y luego he seguido yendo por allí.
También me gusta mucho la zona oeste de la isla, por Tasartico y alrededores. Lo recomendaría por los contrastes, por esa sensación de encontrarte de repente en otro lugar, pero al mismo tiempo sentirte como en casa. Vas con el coche recorriendo montañas, que te hacen sentir que estás como en Estados Unidos, con todos esos colores, y luego, de repente, te encuentras el mar. A mí me encantan los contrastes y esta isla tiene eso: contrastes por todos lados.
¿Qué restaurantes o locales de la isla aconsejas visitar?
Soy de cambiar mucho de sitios. Pero para salir a comer y tomar algo, me gusta esta zona, Triana. También en Vegueta me gsuta la calle de los barecitos, Mendizábal. Por la noche, un poco menos, porque hay más barullo. Eso es algo que he descubierto aquí: a mí me gusta salir por la tarde, disfrutar de mi vinito, de mi té, y estar tranquila. Aprovechar ese rato, el atardecer.
Otro sitio que recomiendo es el restaurante Texeda. Hicimos la ruta del Roque Nublo en Tejeda y luego paramos a comer allí, se lo habían recomendado a mi amiga. A mí lo de comer bien después de hacer una ruta de senderismo, pues me encanta. En ese sitio varían mucho la carta, según el día, sólo encuentras una serie de platos disponibles y eso me gusta, a veces está bien que elijan por ti. Estaba todo muy cuidado y el lugar es muy agradable. Puedes ver las montañas y toda la vegetación… ¡El sitio está muy guay!
¿Recomiendas algún festival, algún evento?
Me gustó mucho el Temudas Fest, un Festival de Teatro, Música y Danza. Vi por ejemplo a una chica que hacía clown, me pareció una maravilla. Y luego a dos bailarinas que hacían baile vertical con arneses. Esos dos espectáculos me parecieron mágicos y, además, en Vegueta, en plena fachada del Teatro, ¡me encantaron!
¿Con qué tres palabras describirías tu vida en la isla?
Inspiradora, en este tránsito de una a etapa a otra de mi vida, trascendental y creación.
¿Cómo sería un día perfecto?
¡Qué difícil! Hay muchos días perfectos. Un día de trabajo perfecto sería levantarme después de haber dormido bien, tomar el desayuno en mi terracita tan tranquilamente mientras veo amanecer, coger la guagua y que no esté muy llena. Llegar al trabajo, saludar a mis compañeros, que, además, es algo genial porque siempre me reciben con una sonrisa. Tomar un café con ellos, estar en calma. Que me digan que el primer paciente no ha llegado, pero porque se encuentra muy bien y ha comentado que ya no le hace falta visitarnos. Y tener consultas con historias inspiradoras, recibir a un paciente y que me cuente que se ha encontrado con algo nuevo en su vida, que le ha inspirado.
Un día perfecto también incluiría salir a comer fuera con amigas y luego, por la tarde, supongo que me iría a escalar. Cenar con mi pareja o con alguna amiga o ambas. Estar feliz, en casa, con tu gente... me parece un momento muy agradable. Creo que ese sería un gran día. Hasta para fin de semana. Lo del trabajo, bueno, podría cambiarlo por otras cosas: unas cuantas horas más de sueño, por ejemplo.
¿Qué otras cosas te gusta hacer en tu tiempo libre?
Aparte de escribir o dibujar, hago teatro de improvisación. Llevaba 3 años haciéndolo en Valladolid y ahora también aquí, estos últimos 6 meses. Para mí es como una terapia más. Por un lado, el encuentro directo con tus miedos, tus inseguridades, tus necesidades. Y por otro lado, la acogida de todo eso.
En el teatro de improvisación se crea una magia en el grupo que hace que integres todo lo anterior. Y hasta lo llegas a aprovechar, haciendo incluso que te acompañe en tu vida de una manera más amable.
Además de a los ensayos, ¿sueles ir al teatro en Gran Canaria?
Sobre todo al teatro de improvisación. Mi compañía de teatro, ImproCanarias, hace un espectáculo en Vegueta todos los jueves. Pero sí me gustaría conectar quizás más con el teatro clásico, con el teatro convencional.
Ya creo no caben más aficiones...
Sí, también hago escalada. Es una de las cosas nuevas que tenía ganas de probar. Empecé a ir a un rocódromo y me encantó. Siempre he sido mucho de subirme por todos lados; soy un culo inquieto. Y la escalada, aparte del ejercicio físico y la adrenalina, de los retos constantes con uno mismo, es un deporte muy poco competitivo. Todo el mundo te intenta ayudar para que puedas seguir avanzando. Eso me parece maravilloso. Luego, el hecho de poder salir a la naturaleza con tu propio equipo y ponerte a escalar, eso es algo muy guay de esta isla, porque siempre hace buen tiempo y puedes practicar tu deporte a menudo.
Además de en el rocódromo, ¿dónde sueles ir a practicar?
Ahora que sé un poquito, más o menos, estoy empezando a ir a la montaña, para poder disfrutar de la naturaleza. En realidad ese es uno de mis objetivos al practicar escalada.
¿Hay algún punto concreto que te gustaría escalar?
Pues la verdad es que todos. Bueno, hay uno, el Roque Nublo, aunque creo que para dentro de unos años. Además fue de las primeras excursiones que hice en la isla, es un lugar muy especial. Me contaron que hay gente que lo escala, ¡pues yo también quiero!
¿Te ves en Gran Canaria en 10 años?
¡Hoy no sabría responderte esa pregunta! Iba a venir por dos meses, en plan transición, y luego me dije: «¿Pero y si me vengo a trabajar?». Y luego pensé: «¡Un añito!».
Pero hay algo de esta isla que atrapa, me siento más tranquila en mi día a día. No sé si por la hora de menos, pero hay una sensación de calma, de tranquilidad, hasta con la guagua llena [risas]. Sí, es como una sensación de mucha calma. Entonces, no sé si podría vivir otra vez la vorágine de la vida en ‘una gran ciudad’, seguramente no. También creo que tengo que tener cerca el mar, eso es importante. Es algo de la isla que necesito y voy a necesitar, viva donde viva.