Los amantes de la montaña y el senderismo aprovechan el más mínimo descuido para volver a Gran Canaria. La culpa de todos estos viajes de ida y vuelta es de la isla, un lugar muy poco común que esconde bajo la alfombra mil paisajes diferentes.
Porque Gran Canaria no es sólo una isla rellena de playas. Es también un continente en miniatura, con buen clima prácticamente todo el año. Un continente a pequeña escala, en mitad del mar, con una particular mezcla de ingredientes que la convierten en un caramelo para los senderistas.
Su intrincada orografía es el primer ingrediente. Luego se añade la curiosa mezcla de palmerales y pinares, de barrancos y senderos reales que se enredan por las montañas, formando un puzzle de paisajes cambiantes, tan distintos entre sí como los tipos de yogur de un hipermercado. Y luego también está la Resistencia.
La Resistencia está formada por un buen número de isleños que se niegan a dejar de vivir como lo hicieron sus padres y sus abuelos, los que se resisten contra viento y marea a subirse al tren de las prisas.
Son ellos los que forman el hospitalario paisaje humano que van encontrando los caminantes cuando se lanzan a bucear en el interior de la isla. Son habitantes de rincones escondidos que aparecen al doblar un trecho, en pequeños pueblos. Los que se niegan a llevar reloj y a cambiar de vida. Y todo esto tiene su lógica. ¿Para qué vas a andar con prisas en una isla así? Es mejor disfrutar de vivir en un lugar donde la naturaleza es amigable y hace la vida sencilla.
En el fondo no hay más secreto que ese.
Ven a caminar por la isla. Ven a verla. Hay un continente en miniatura esperándote para descansar a lo grande.
Links de interés sobre senderos en Gran Canaria
-Información de los municipios de la isla-