El mirador del Pico de los Pozos de la Nieve se encuentra en el punto más elevado de Gran Canaria, a unos 1950 metros de altitud. Un balcón que mira al Teide desde el vértice conformado por el triángulo que abarca desde el macizo de Tamadaba, ubicado al noroeste, hasta el macizo de Amurga, al sureste, en un arco visual que ofrece una espectacular panorámica de la isla.

Desde este impresionante mirador se puede observar gran parte de la zona declarada por la Unesco como Reserva de la Biosfera, en una infinidad de profundos barrancos y cuencas volcánicas erosionadas durante siglos por el viento y el agua para crear caprichosas formas que cautivan los sentidos. Tejeda, a los pies del Roque Nublo, marca la secuencia del relieve insular. Si miramos hacia el sur, observaremos la Aldea de San Nicolás y Mogán, tocando ya la orilla.

En el mirador del Pico de los Pozos de la Nieve puede observarse uno de los fenómenos de la naturaleza más impresionantes, un espectáculo visual que tan solo puede verse en unos pocos lugares del mundo. Junto al aparcamiento del mirador, se abre un semicírculo revestido en piedra y perfectamente orientado hacia poniente. Un mirador sencillo al que se puede acceder de manera fácil, sin obstáculos que interfieran en la vista de esta impresionante puesta de sol.

A diferencia de otros lugares, los días nubosos son los mejores para subir a este mirador, ya que las nubes quedan suspendidas entre los barrancos dando lugar a un espeso mar de nubes. Un espectacular efecto natural creado por los vientos alisios que evoca la ilusión óptica de un mar tranquilo y esponjoso. Por encima de este mar de nubes se puede observar el imponente Teide, que parece flotar sobre este océano simulado.