En Gran Canaria las regatas de la Vela Latina Canaria son ampliamente seguidas; cuentan con una fuerte tradición. No se conoce con certeza cuál es el origen exacto de la práctica de este deporte, aunque hay investigadores que subrayan un vínculo directo con la antigua población aborigen de la isla, que ya construía embarcaciones con madera.
Esta particular arte de navegación consiste en la competición de barquillos caracterizados por tener velas de tres puntas y por el tamaño desproporcionado que existe entre el bote (casco) y la vela. De hecho, la barca mide 6,55 metros de eslora, 2,37 de manga y 1,35 de puntal. Estas medidas contrastan con la gran dimensión de la vela, que oscila entre los 12 y 13,5 metros. Toda esta desproporción propicia que el bote no se pueda mantener a flote sin las ‘argucias’ de la tripulación, cuyos componentes deben usar toda su fuerza para mover lastre y poder maniobrar.
