En Guía resaltan fiestas de gran atractivo turístico, pero principalmente tres.
Una de las más populares son las famosas Fiestas del Queso, que se celebran de forma consecutiva en el casco urbano de Guía y en Montaña Alta, desde la última semana de abril hasta los primeros días de mayo. El objetivo es dar a conocer el producto más típico del municipio: el Queso de Flor de Guía. En torno a él se celebran festivales de folklore, deportes autóctonos, degustaciones, recetas típicas, etcétera.
La Fiesta de Las Marías es considerada como la de mayor trascendencia en el municipio. Se celebra el tercer fin de semana de septiembre y tiene su origen en 1811, cuando los antepasados prometieron realizar una ofrenda a la Virgen todos los años después de que ésta oyera sus plegarias y pusiera fin a la plaga de langostas que asolaban los campos.
Romeros de todos los barrios del municipio y de las medianías, al son de tambores y caracolas, se acercan a la iglesia y depositan sus ramas ante la Virgen. La Fiesta de Las María finaliza con una romería de gran tipismo y tradición.
Durante los primeros días de agosto también tienen lugar en Guía las Fiestas de la Virgen, en honor a la patrona del pueblo: Nuestra Señora de Guía. Los festejos son eminentemente religiosos, donde resaltan los actos del Día de la Patrona, la función religiosa, la procesión y, sobre todo, la carrera de cintas y batalla de flores.
Entre otros eventos, también cabría destacar el Encuentro Nacional de Guitarra (a celebrar en Junio-Julio), el Encuentro Nacional de Folklore (celebrado en las primeras semanas de Agosto, con motivo de las fiestas patronales) y el clínic internacional de árbitros (celebrado generalmente en el mes de Abril).
Tras la conquista de Gran Canaria, en 1483, comienza el reparto de las tierras, y a D. Sancho de Vargas y Machuca le pertenece una loma situada entre los barrancos de las Garzas y de Guía.
La historia de Guía surge cuando D. Sancho proyecta eregir una iglesia en honor a Santa María de Guía, que finalizó su construcción en 1509. Es entonces cuando la villa de Guía surge como nuevo núcleo poblacional.
En 1526 Guía de Gran Canaria se segrega administrativamente de Gáldar, una decisión que no contó con el beneplácito de los galdenses. El primer alcalde de Guía fue Fernando Alonso de la Guardia.
A finales del siglo XVII, la villa se divide en dos barrios surgidos en torno a los centros religiosos: uno, alrededor de la Ermita de San Roque, y otro en torno a la parroquia de Santa María de Guía.
Durante el siglo XVIII, Guía alcanza uno de los más destacados desarrollos económicos, sociales y culturales, lo que genera un fuerte incremento de la población.
Santa María de Guía está emplazada en la zona Norte de Gran Canaria. Por el Este limita con el término municipal de Moya; al Oeste con Gáldar, con la que comparte la Montaña de Guía- Gáldar y que sirve de línea divisoria; y por el sur con las cercanías de la Caldera de Los Pinos, también de Gáldar.
Su superficie, que adopta una forma triangular, es de 42,59 kilómetros cuadrados y se encuentra situada a 180 metros de altitud.
Es un municipio enmarcado en una costa rocosa, donde la erosión ha sido la protagonista de sus acantilados.
El entorno natural de Guía se caracteriza por una gran variedad de ecosistemas, ambientes y paisajes. Esta diversidad ha permitido que gran parte de sus espacios naturales estén catalogados en La Ley Canaria de Espacios Naturales Protegidos. Así, nos encontramos la Reserva Natural Especial del Brezal, el Parque Rural de Doramas, el Monumento Natural del Montañón Negro o el Paisaje Protegido de Las Cumbres, todos ellos compartidos con los municipios colindantes.
Durante el siglo XX, el pilar fundamental de la economía guiense es la agricultura, basada en las explotaciones plataneras, en la zona costera, y en los cultivos tradicionales ganaderos, en las medianías y las zonas altas.
El municipio también se caracteriza por su riqueza hídrica, plasmada en abundantes pozos, presas y estanques.
Sin embargo, el nuevo contexto insular basado en el turismo explica la decadencia por la que ha atravesado el municipio a finales del siglo XX. En estas fechas se comienza a diversificar la economía agrícola, con la proliferación de cultivos hortícolas y frutícolas que convierten a Guía en una de las localidades con mayor producción agrícola de toda la Isla, sobre todo, especializada en el plátano y el tomate de invernadero.